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El presidente Sánchez no puede ceder

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en la sesión de control al Gobierno celebrada este miércoles en el Congreso. EFE/J.P. Gandul

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Hay que ser claros: nos están dando algo muy parecido a un Golpe blando (o duro, incluso). Sin duda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero no solo a él, sino a toda la ciudadanía decente y demócrata de este país. Por eso, Sánchez no se puede ir, no puede ceder. La insoportable cadena de acoso que venimos sufriendo, todos, de la derecha extrema y sus cómplices ha llegado a su punto culminante este miércoles 24 de abril, cuando un juez ha admitido a trámite una denuncia del pseudosindicato de ultraderecha Manos Limpias contra la esposa del presidente, Begoña Gómez, y ha iniciado una investigación secreta en torno a su actividad profesional por supuestos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

Alarmados por la maniobra, una más e insoportable, lo sorprendente ha sido que Sánchez publicara una Carta a la ciudadanía en la que explicaba su punto de vista sobre el caso y, sobre todo, que haya anunciado la cancelación de su agenda para decidir si continúa en el cargo o no ante “la campaña de acoso” contra su esposa. Anunciando que el lunes comunicará su decisión.

Humanamente es por completo comprensible no aguantar más, pero ante una situación tan grave que termina afectando a la democracia, no se puede ir sin plantar cara y sin actuar para devolver la situación a sus debidos cauces. Él ha demostrado que tiene el coraje para hacerlo. Porque la denuncia contra Begoña Gómez no es la gota que busca colmar el vaso de la paciencia, es una decisión medida para lograr este objetivo: tumbar a Sánchez, tumbar el Gobierno progresista. Los ataques han ido en progresión ascendente al límite. Hace poco El Mundo anunciaba la intención de judicializar los rumores y los bulos, una vez más marcaba camino al PP. Y no era el único, el submundo de la fachosfera ha estado particularmente activo con gruesos bulos como los que han basado la denuncia admitida a trámite.

El propio Sánchez dice en su carta que Feijóo y Abascal son colaboradores necesarios junto a la galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias y que “de hecho fue Feijóo quien denunció el caso ante la oficina de Conflictos de Intereses pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público. La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo cuyos funcionarios fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox”, escribe textualmente.

El PP está sacando de quicio el papel del Senado, pero como recordarán ya pidió Aznar que quien pudiera hacer algo que lo hiciera. Y lo hacen a fondo.

La campaña coincide con el escándalo de la presidenta de Madrid  Isabel Diaz Ayuso y su novio el comisionista. Con las flagrantes y escandalosas mentiras de la pupila de Aznar que ya conocemos de sobra. La vieja guardia del PSOE tampoco anda lejos de esta historia. Pavoroso el papel de Joaquín Leguina, nuevo presidente de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid con un sueldo estratosférico. Ayuso paga bien a sus colaboradores especiales. Pero hoy hasta varios miembros de la caverna mediática han tenido que dar la noticia de que González Amador pidió ocho meses de cárcel y pagar con multa más de medio millón de euro por sus confesos fraudes fiscales. Las mentiras de Ayuso quedaron al aire.

No hay nada más grave, más peligroso, en España que esta derecha antidemocrática y corrupta. Haría falta que el PSOE de Pedro Sánchez hubiera dejado morir sin asistencia médica a 7.292 ancianos –sí, uno más que Ayuso–, y hubiera dedicado el dinero de nuestros impuestos a construir un hospital inútil como tal dando negocio a las constructoras, para estar al menos a la par. Es bien significativa que una denuncia falsa pueda tumbar un gobierno frente a la total impunidad de la masacre en los geriátricos, pero es que lo ocurrido con Sánchez y su mujer es mucho más que una denuncia cargada de falsedades y un juez que la admite a trámite.

La que he dado en llamar “pocilga mediática” ha saludado con euforia la diana hecha sobre Sánchez, a juzgar por su carta. Sus primeros espadas escriben contra él con doble ensañamiento, especialmente en El Mundo y Abc, salivando por lograr su propósito. Sánchez no puede ceder, por el contrario ha de limpiar la peligrosa mugre que amenaza a la sociedad de este país.

No podemos permitirnos caer en manos de esta gente, que utiliza métodos tan viles para lograr el poder que no le dan las urnas. No sin obstáculos descomunales, vamos avanzando en el camino que decidió la mayoría de los votantes, la España plural y más progresista que la que forma la pareja PP/Vox hundida en la regresión. Puede ser que Sánchez este cansado de tanto acoso, pero tiene que quedarse y, además, enfrentando los problemas con la osadía y fuerza que tuvo en otros momentos duros.

Falla la justicia y la prensa manipuladora. Nos agotamos de pedir que se renueve el Poder Judicial con una nueva mayoría y se limpien las desviaciones para respetar la separación de poderes que marca todo Estado de Derecho. Hay que arbitrar medidas serias para que medios subvencionados por esta derecha española dejen de mentir e intentar tumbar al gobierno legalmente constituido, replantearse ese dinero que políticas desaprensivas dan para su mayor gloria. No admitir que televisiones públicas como Telemadrid sean una pura basura o que TVE sufra unos deslices lamentables en algunos de sus telediarios como el ocurrido este mediodía con el tratamiento en fondo y forma de la denuncia a la esposa del presidente del gobierno.

Los apoyos que está recibiendo Sánchez desde que se ha conocido su carta son impresionantes. También el PP ha aprovechado para lanzar su coz de la que no puede prescindir. Le acusa de hacerse la víctima, lo es. De ellos y todo su clan. Y a la espera de cómo se retraten con sus miserias, Feijóo ha dicho que “Sánchez tiene dosis de narcicismo impropios de una persona madura”. El pelele de Ayuso, el amigo del narcotraficante, insultando hasta el final, rematando a quien creen en el suelo. Más adelante habrá que exigir más y mejor, desmantelar y sacar a la luz toda la basura que nos amenaza desde hace tiempo y limpiar hasta la extenuación. El mayor error posible sería ceder ante esta tremenda acometida que podría dejar a los ciudadanos en manos de la peor derecha de la historia reciente de España. Puro golpismo, suciedad máxima.

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