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¿Qué son las varices y por qué son un problema que va más allá de una cuestión estética?

Venas varicosas

Mercè Palau

Las venas son una parte importante de nuestro sistema circulatorio que transporta sangre al corazón. Estos conductos vasculares se encargan de recoger la sangre que nos llega sobre todo a las piernas y de conducirla de nuevo hacia el corazón. Esto tienen que hacerlo en contra de la gravedad y, por tanto, hay algunos momentos en los que el fallo de las válvulas no permite que la sangre vuelva hacia arriba, lo que hace que esta retroceda y se acumule en las venas.

Se produce entonces un exceso de presión que provoca la dilatación en las venas y la aparición de varices, una enfermedad que afecta a entre el 20% y el 30% de la población adulta y cuya prevalencia aumenta con la edad.

Cuáles son las causas de la aparición de varices

Las varices son una patología venosa crónica y progresiva de las venas, que se dilatan y son incapaces de realizar con eficacia el retorno venoso y, por tanto, dejan de conducir sangre para pasar a almacenarla. Cuando aparece la variz es que hay una vena que ha dejado de impulsar la sangre.

Las causas de la aparición de las varices pueden ser varias, como factores hormonales   —pubertad, embarazo, menopausia o uso de anticonceptivos orales—, la postura —permanecer muchas horas de pie lleva a la falta continua de activación de la bomba muscular, que hace que el retorno venoso se dificulte—, la edad o la obesidad —que aumenta la presión venosa en las extremidades inferiores por factores mecánicos—. 

De todas ellas, la carga genética es muy importante, sobre todo en mujeres ya que, según datos de la Sociedad Española de Radiología Vascular E Intervencionista (SERVEI), más de la mitad de mujeres tienen problemas de varices.

Qué signos y síntomas suelen asociarse a las varices

“Estas venas superficiales elongadas no solo son un problema estético, sino también de salud, porque los síntomas pueden llegar a ser problemáticos”, advierte la Doctora María Teresa Rodríguez Bustabad, especialista del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario Infanta Elena. Según indica la especialista, las varices suelen indicar la existencia de problemas circulatorios, de ahí que a menudo se acompañen de síntomas como pesadez o dolor, sobre todo a última hora del día, picor, edema o calambres. Cuando las varices empiezan a ser sintomáticas significa que la vena ha dilatado lo suficiente como para empujar las paredes.

Si no se tratan a tiempo, aumentan de tamaño de manera progresiva hasta llegar a producir complicaciones como varicotrombosis, sangrado y trastornos tróficos cutáneos con aparición de úlceras. Por tanto, no solo deben tratarse las varices, sino que también debe estudiarse y tratarse la causa que las origina. Y, cuanto antes se haga, más fácil será el tratamiento y menos riesgo de que aparezcan futuras complicaciones porque, lo que en un principio puede ser algo leve fácilmente tratable, a largo plazo se puede complicar.

El abordaje de las varices por radiofrecuencia

Al hablar de cuál es el mejor tratamiento para las varices es importante destacar que no hay uno solo ya que, para llegar a un resultado óptimo, una de las claves está en tratar de forma individualizada a cada persona, en función del patrón de afectación venosa.

Con el fin de hacer el menor daño posible con los mismos resultados, las técnicas en la cirugía de varices han evolucionado mucho. Una de las más novedosas que han dado los avances tecnológicos es la radiofrecuencia. Esta técnica mínimamente invasiva, ambulatoria, innovadora y alternativa a la cirugía convencional “elimina casi en su totalidad los inconvenientes y complicaciones asociados a la cirugía convencional, como hematomas, cicatrices, riesgo elevado de infección de herida inguinal o neovascularización”, afirma la especialista del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario Infanta Elena, pionero en este tipo de tratamiento con más de 35 intervenciones en apenas cinco meses.

La radiofrecuencia, explica la especialista, consiste en aplicar energía controlada en forma de calor a través de un catéter bipolar. Al evitar incisiones inguinales y preservar el drenaje fisiológico, la radiofrecuencia acorta las bajas laborales, que se sitúan en los “cinco a siete días, frente a los 20 de media que requieren la safenectomía convencional, disminuye el tiempo de estancia hospitalaria y reduce el dolor postoperatorio”, reconoce la Doctora Rodríguez Bustabad.

Además, continúa la experta, se amplía el espectro de pacientes que no eran candidatos a la cirugía convencional, como personas obesas anticoaguladas o con comorbilidades importantes. Las investigaciones en este campo confirman que se trata de un tratamiento eficaz y seguro, con tasas de complicaciones más bajas y mayor satisfacción del paciente durante el postoperatorio.

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