Nuevo prior de Yuso: “No podemos presentar el Monasterio como un parque temático cultural, debemos añadir un sentido religioso”

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El nuevo prior del Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla (La Rioja), Pedro Merino, accede al cargo con el objetivo de reforzar la dimensión religiosa de este cenobio, reconocido por su relevancia cultural y como uno de los principales recursos turísticos de La Rioja.

Merino (Villar de Torre, 1938) vuelve al monasterio en el que estudió tras pasar medio siglo entre Salamanca y Madrid, con diferentes responsabilidades dentro de la orden de los Agustinos Recoletos, la última de ellas dirigir una residencia de estudiantes universitarios en la ciudad castellana.

Así, dará un giro total a su trabajo, al llegar a una comunidad de 11 frailes, la mayor parte de ellos de edad avanzada “aunque van a venir jóvenes”, asegura.

También será el máximo responsable de la gestión de un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997 y por el que todos los meses pasan miles de visitantes.

“No podemos contentarnos con presentar el Monasterio como un parque temático cultural, que es espléndido, debemos añadir algo, un sentido espiritual y religioso”, insiste este monje, que recuerda, que la UNESCO, en la declaración de Patrimonio de la Humanidad alude a la referencia lingüística de San Millán y a que “aquí se ha conservado la vida monástica durante 15 siglos”.

Por eso “hay que conciliar el uso turístico con un fin religioso” en zonas como la iglesia “en la que no hay culto todavía, pero tenemos que estudiar cómo compatibilizar las dos cosas”.

Cuando la iglesia fue inaugurada, tras años de restauración, también se dotó al Monasterio de Yuso de una iluminación exterior que apenas ha funcionado desde entonces “porque tenemos que estudiar cuando utilizarla para que sea algo que vean los visitantes”.

Además tiene el objetivo de que el “centro de espiritualidad” construido en el monasterio hace unos años “funcione” como “un lugar de recogimiento para todo aquel que quiera tener un tiempo de reflexión” de una forma similar que el centro de este tipo que existe en el monasterio de Valvanera.

Desde 1997 las obras de restauración se han desarrollado casi de forma ininterrumpida en el Monasterio, de forma que Merino llega a él con todo ese trabajo hecho y a falta solo de la recuperación de la torre e inaugurar oficialmente el refectorio.

“Es algo asombroso, recuerdo cómo era Yuso en 1950, cuando yo estudiaba aquí y ahora parece que se ha reinventado y ha vuelto a como fue antiguamente”, asegura, y por ello tiene “un agradecimiento inmenso a todas las instituciones y empresas que se han esforzado para poder ver así nuestro Monasterio”.

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