Iglesia contra Estado

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El Papa Benedicto XVI ha lanzado un mensaje a favor de la vida como “sagrada e inviolable desde el momento de su concepción” en su homilía de la ceremonia de dedicación al culto del templo de la Sagrada Familia de Barcelona, en la que también ha defendido la institución del matrimonio católico.

Ante 6.500 fieles y autoridades, 1.100 concelebrantes y 800 cantores, el Pontífice ha pedido que “la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente”, en alusión a la reforma de la ley del aborto por el Gobierno de Zapatero, en vigor desde primeros de julio, que provocó tensiones entre el Vaticano y el Estado español.

“La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana, y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar”, ha afirmado el Pontífice.

Según Ratzinger, “el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su estación, alumbramiento, crecimiento y su término natural”, tras lo cual ha hecho una defensa del matrimonio católico.

El Pontífice ha pedido un apoyo “decidido” del Estado al hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia, aunque no ha hecho alusión al matrimonio entre homosexuales, otro de los puntos de fricción entre el Gobierno español y el Vaticano.

El Obispo de Roma ha hecho honor al templo de Antoni Gaudí y ha bendecido “la Sagrada Familia de Nazaret” por su ejemplo de amor, trabajo y servicio ante Dios.

Tras constatar que “las condiciones de vida han cambiado mucho” desde los orígenes del cristianismo, ha destacado que los cristianos no deben contentarse con los progresos técnicos, sociales y culturales, sino que “deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia”.

Benedicto XVI ha abogado por medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su “plena realización”.

FIGURA DE GAUDÍ

Tras agradecer al cardenal y arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, su bienvenida y saludar a los Reyes y al cardenal Ricard Maria Carles, además de a todos los asistentes, Benedicto XVI se ha servido de la figura del artífice del monumento de la Sagrada Familia, Antoni Gaudí, al que se ha referido como “arquitecto genial y cristiano consecuente”, para mostrar la consonancia entre fe y belleza.

Ha remarcado que el templo, designado basílica y autorizado para el culto, es fruto de una “historia de santidad, de creación artística y poética, nacidas de la fe”, y ha celebrado especialmente la vinculación del monumento modernista con San José, padre de Jesús.

Me ha conmovido especialmente la seguridad con la que Gaudí, ante las innumerables dificultades que tuvo que afrontar, exclamaba lleno de confianza en la divina Providencia: 'San José acabará el templo”. Por ello, “ahora no deja de ser significativo que sea dedicado por un Papa, cuyo nombre de pila es José” --Joseph Ratzinger--, ha señalado.

En su discurso, de un cuarto de hora de duración, ha ensalzado especialmente al arquitecto fallecido en 1927 por hacer “una de las tareas más importantes de hoy”: “Superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza”.

“Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia”, ha remarcado, para añadir: “Pienso que la dedicación de este templo, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado”.

Más de 800 cantores, de la Escolania de Montserrat, la Coral Sant Jordi y el Orfeó Català amenizan la Eucaristía con una cuidada selección de cánticos, entre los que se encontraba el emotivo Virolai a la Virgen, que entonarán antes del Ángelus, el Mesías de Haendel y el 'Crec en un Déu', canción popular de mossèn Romeu.

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