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'La Rioja Tierra Abierta' congrega a numeroso público en su primer fin de semana de apertura

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ES MÁS QUE DONDE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA

La ciudad de Santo Domingo de la Calzada , ubicada en el extremo occidental de la Comunidad de La Rioja, a 45 kms de Logroño, es una de las poblaciones en todo el Camino de Santiago con más contenido jacobeo. A los pies de la Sierra de la Demanda y orillas del río Oja, cuenta con una población de más de 6.000 habitantes. Es sin duda, el centro de una comarca esencialmente dedicada al sector industrial, administrativo, comercial y turístico, un turismo en torno al milagro más famoso del Camino de Santiago: la resurrección del peregrino ahorcado y del gallo y la gallina. Propuesto por el Gobierno de La Rioja para Patrimonio Oral de la Humanidad.

Para el calceatense, el peregrino, el visitant

e... Santo Domingo de la Calzada encierra encanto, un encanto que se intensifica durante seis meses gracias a la IV edición de la exposición: 'La Rioja Tierra Abierta', este año bajo el título 'Pecado. Penitencia. Perdón'.

PRIMERA ESTACIÓN: BIENVENIDOS AL EDÉN

Etimológicamente el pecado tiene significado de 'olvido', por ello la soberbia es considerada principio de todo pecado. Con la soberbia el pecador se aparta de Dios en sus acciones, abandona a Dios y a su ley como Adán olvidó al dejarse guiar por la serpiente.

La exposición comienza con el pecado, el paraíso nos abre sus puertas en el patio del Claustro de la Catedral calceatense. El Jardín del Edén ofrece al visitante el Árbol de la Vida y el Árbol del Bien y el Mal, en el que se encuentra el pecado original: la manzana. Las proyecciones representan la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. La instalación prosigue con la interpretación del pecado como carro de Heno, del pecado como monstruo, de los siete pecados capitales: la envidia, pereza, lujuria, ira...

El trayecto de la exposición que muestra el pecado es rojo intenso, es fuego, es efímero. Muestra la historia del pecado en las diferentes religiones, la lucha del hombre entre el bien y el mal, para ello utiliza las representaciones de San Miguel Arcángel (S.XVIII Iglesia Rincón de Soto) y del demonio.

La oscuridad se cierne sobre el visitante en un tramo oscuro, malicioso, bocanadas que transmiten una sensación angustiosa vinculada con las llamas y las explosiones que provocan en el espectador interactivo una experiencia real del mismo averno.

Proyecciones de terror, el ascensor del infierno, una merienda sangrienta y pinturas de hormigas gigantes o manos negras, encierran un panorama excitante y desolador.

SEGUNDA ESTACIÓN: MEA CULPA

Si no hay una naturaleza que nos obligue a pecar es porque hay voluntad. Si en el pecado hay voluntad significa que hay culpabilidad. Si hay culpabilidad, debe haber Penitencia.

De las llamaradas al desierto de la oscuridad, el área de la penitencia se tiñe de negro a los ojos del visitante. El bautismo es el viaje que dignificará la voluntad del pecador hacía un peregrinaje que nos permite indagar en diferentes penitencias.

El bautismo, el tríptico de la Adoración de los Magos y proyecciones que muestran la penitencia de San Francisco, San Jerónimo Penitente o el cuadro del Vaticano 'Il Barocci', son además de las imágenes de 'Los Picados' de San Vivente de la Sonsierra o del propio Camino de Santiago, algunas de las muestras más tangibles de arrepentimiento.

Pero el centro de la culpa está avistado, precedido de esculturas del Santo Domingo de la calzada, con un enorme cartel luminoso en el que reza: ¡Arrepentíos!

Bajo las luces una obra de María Magdalena. Una proyección de un confesionario da paso a una sala asimétrica revestida de espejos, del techo cuelga una manzana enorme, el pecado original emerge ante el visitante antes de alcanzar el perdón.

La manzana simboliza la recaída, la falta de voluntad intermitente que se asoma en el trayecto del caminante. Entre los espejos se asoma un Cristo crucificado, es la mirada hacía la imagen de un Cristo que paga por los pecados de todos.

Imágenes restauradas de Santo Domingo de la Calzada como la escultura de 'La Verónica', forman parte de las exposiciones de esta área de la penitencia. Una penitencia te envuelve en sus profundidades hacía la cruz penitencial. Si la imagen del Cristo en la cruz ya nos lo adelanta, ahora una cruz de tamaño real provoca al visitante para que la alce en lo alto de sus hombros, mediante la cual obtendremos el perdón.Del sacrificio a la celebración, un pasaje ofrece al espectador, micrófono en mano, un karaoke para salir reforzado de la penitencia. ¡Oremos con la canción!

A partir de aquí hay un gran camino penitencial en el que podremos ver obras de arte sobre la peregrinación.

Desde la penitencia el visitante accede a la Sala Capitular, que contiene diferentes obras de arte relacionadas con Santo Domingo de la Calzada, además de la vitrina con platería sobre el Santo.

TERCERA ESTACIÓN: PASARELA AL CIELO

Etimológicamente perdón proviene de la palabra perdonar, que a su vez procede de los vocablos 'per' y 'donare', lo que se traduce como: pasa por encima y obsequio, don.

El área del perdón traslada al visitante al ala del Claustro más cercana al interior de la Catedral, el blanco se apodera del espacio, altos cortinajes evocan la ascensión a los cielos. El juego de luces envuelve al visitante y la pasarela hacía el perdón coronada por una cruz, lleva al visitante al contenedor o zona en la que podrá descargar sus pecados. El siguiente paso es el cielo en la azotea de la Catedral, un viaje opcional ya que únicamente se puede acceder a él por las escaleras del templo.

En lo alto las vistas de Santo Domingo de la Calzada sumado al aire puro, dignifican al visitante que recién ha descargado sus pecados. En el centro de la azotea, la cúpula que encierra una sorpresa muy agradable: una proyección sobre una miniesfera con diferentes visiones celestiales, abstractas y en definitiva placenteras del cielo. El recorrido deja al visitante en la nave central de la Catedral.

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