Otro año sin Lingerie Bowl

Estados Unidos y gran parte del planeta pudo ver en la madrugada del domingo al lunes uno de los mayores espectáculos del mundo, la final de la Super Bowl. Phoenix fue la sede del último partido del curso en el que saltó la sorpresa con la victoria, in extremis fue para los Giant de Nueva York. El 'quarter-back' Eli Manning jugó como los más grandes en su estreno, y con un envío perfecto de casi 12 metros al receptor Plaxico Burres, a falta de 35 segundos para el final, llevó a los neoyorquinos a un triunfo (17-14) sobre los Patriots de Nueva Inglaterra que se quedaron a las puertas de lo que hubiera sido un triunfo histórico.

Más que un deporte es todo un espectáculo. Todo lo que se mueve alrededor de la Super Bowl está concebido para ingresar dinero. Eso es lo más importante. El 'pay per view', instalado y aceptado por los americanos desde hace tiempo, volvió a hacer caja pese a que la fiesta no fue completa. Faltó el 'espectáculo' de la Lingerie Bowl.

¿Qué que es la Lingerie Bowl? Pues otra forma de hacer caja. Básicamente consiste en 'vestir' a catorce modelos con sugerentes (y mínimos) modelos de lencería para que 'jueguen' un partido de fútbol americano. Todo a 30 dólares el 'pinchazo' de PPV. Es, una especie de contrapublicidad a los anuncios 'oficiales' que las empresas pagan a doblón durante el descanso.

Pues bien, este año volvió a faltar, por segundo año consecutivo, la Lingerie Bowl. Después de disputar las primeras ediciones en Los Ángeles, los promotores decidieron hacerla coincidir, físicamente, con la fiesta de la Super Bowl. El año pasado tuvieron problemas con el PPV y lo cancelaron y éste, los problemas de agenda dejaron a millones de americanos sin el culto al cuerpo de la Lingerie.

Así, sin escotes sugerentes, sin wonderbras llamativos, y sin 'pinchazos' extra, la Super Bowl 'sólo' pudo generar unos ingresos de 400 millones de dólares. Eso era lo importante. Lo demás, Lingeri y Super Bowl incluidos, siempre es secundario.