Seis microempresas agrarias beneficiarán a 800 ecuatorianos

Un proyecto de cooperación al desarrollo apoyado por el Gobierno de La Rioja en Ecuador ha permitido crear seis microempresas agrarias, 120 microproyectos familiares, el aprovisionamiento de productos campesinos a treinta tiendas de barrios periféricos y formar a jóvenes en estas materias.

Esta actuación la han presentado hoy en Logroño el consejero de Presidencia del Gobierno de La Rioja, Emilio del Río; la directora general de Acción Exterior, Cristina Salinas; la presidenta de Huauquipura Rioja, Beatriz Bañuelos; el responsable de este proyecto en Ecuador, Hernán Yunga; y uno de los voluntarios que participan en el mismo, Pablo Plou.

Yunga, coordinador de la Fundación Promoción del Desarrollo Agroforestal Sucumbíos (Prodas), ha indicado que este proyecto es a largo plazo y trata de concienciar a los campesinos de que es posible un nuevo proceso de producción en la zona de la selva amazónica, para lo que es necesario formar y educador a los jóvenes, producir y comercializar.

Plou ha indicado que este proyecto, que se inició hace doce años y en el que el Gobierno de La Rioja colabora con 150.000 euros desde 2005, trata de resolver la crisis campesina de la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, con nuevas formas de producción, con la creación de una distribuidora solidaria y con la educación de los alumnos de bachillerato en agropecauario y forestal.

El consejero de Presidencia ha destacado la importancia de que los riojanos conozcan en dónde se invierte el dinero que destinan a cooperación al desarrollo, como en este proyecto en Ecuador, impulsado por la ONG de La Rioja Huauquipura.

Este proyecto ha generado la creación de dos microempresas agropecuarias de gallinas, una de vacuno lechero y tres de cerdos en cebo; la puesta en marcha de 120 microproyectos familiares con sistemas de cultivos agroforestales de yuca, canavalia, mucura y caña, y el aprovisionamiento de productos campesinos a una treintena de tiendas de barrios periféricos de Lago Agrio.

Se trata de crear una red de producción y comercialización que acompañe al campesino durante todo el proceso productivo y de que los beneficiarios alcancen un grado de profesionalización en sus fincas que les permita transformarlas en un medio rentable y convertirse en agricultores profesionales.

El proyecto considera que esta profesionalización debe ir pareja a un proceso educativo, por lo que se trabaja para mejorar la calidad de la enseñanza que reciben los alumnos de bachillerato agropecuario y forestal del programa universitario “Tierra sin Mal”.