Celebramos la presencia de cineastas, con nombre de mujer, en las secciones a concurso de los distintos festivales de cine alrededor del orbe. Una gran parte de la sociedad ha dicho basta a la gran apatía reinante en los eventos donde la mujer solo tenía espacio para “brillar” en esa suerte de pasarelas artificiales, en forma de alfombra roja, o en disciplinas que, distando mucho de ser menores, aún siguen viéndose y viviéndose como secundarias.
Crece el número de mujeres creadoras. Las escuelas y universidades de cine están repletas de jóvenes que vienen pisando fuerte, es un hecho. Mujeres que siguen los pasos de unas pioneras que tuvieron que demostrar, superando enormes trabas, que estaban a la altura de los hombres en cuanto al ejercicio de la creación cinematográfica.
Lo que muchos ven como una suerte de discriminación positiva que obliga a los programadores a incluir los trabajos de cineastas mujeres en las secciones a concurso, no es así ni se le parece y se puede demostrar y argumentar. La sección oficial de la 67 edición del Festival de cine de San Sebastián, contó con la participación de 6 películas a concurso, firmadas por mujeres cineastas, entre las 15 que optaban a los galardones principales. 6 historias llevadas a la gran pantalla con la solvencia y calidad que se exige en cualquier circuito internacional y ¿por qué no iba a ser así? Llegará el día en que este tipo de reivindicaciones nos hagan sentir ridículos ante la necesidad de dejar atrás la extraordinaria necedad que nos ha acompañado durante demasiado tiempo.
La cinta que consiguió el Premio especial del jurado en el pasado festival de San Sebastián ya está disponible en la cartelera
Entre esas 6 cintas antes mencionadas se encuentra “Próxima”, que se estrena en la cartelera española este fin de semana. Premio especial del jurado en San Sebastián en la última edición Alice Winocour es la responsable de la dirección y coguionista de este elegante drama de acción que homenajea a otras pioneras que tampoco lo tuvieron nada fácil, las astronautas.
Sarah, mujer y madre inquebrantable, luchadora y tenaz, adopta los rasgos de la extraordinaria Eva Green, una astronauta que conjuga su maternidad con las duras exigencias físicas e intelectuales que hacen de esta profesión algo excepcional a lo que solo unos pocos privilegiados pueden aspirar.
Alejada de las producciones estadounidenses que asumían la perspectiva de la profesión aeroespacial desde un punto de vista heroico diseñado para los “elegidos para la gloria”, Alice Winocour acierta en normalizar y desvestir de épica una realidad que, sin perder la hermosura de su objetivo, se nos desprende desde un aspecto mucho más humano y tangible.
En dura pugna solitaria y febril, Sarah se enfrenta a satisfacer las necesidades de su hija sin renunciar a sus objetivos como profesional, labor harto compleja cuando sus propios compañeros de misión confunden maternidad con debilidad. El acierto de la directora es contundente cuando, más allá de mostrar victimismos y estereotipos, nos invita a compartir la preocupación del resto de los miembros de un equipo masculino, conscientes de que está en juego su propia supervivencia. Viajar al espacio da poco margen para el error y todo debe funcionar con perfección milimétrica.
En el aspecto interpretativo Eva Green lo borda. Se echa a las espaldas el peso de todo el metraje mientras diseña para Sarah un escudo pesado e invisible que se adhiere a sus músculos y expresiones que pugnan por evitar que los de fuera asistan a la tormenta que golpea toda su existencia interior.
Asistimos a un ejercicio de impecable austeridad interpretativa. Green dota a Sarah de un coctel de emociones contenidas que bullen en su interior y la conducen por la ansiedad, el terror, la valentía, la insensatez, la exigencia, el desconcierto, la tenacidad, el dolor físico y mental y un sinfín de sensaciones que mantiene enjauladas en su interior porque no puede permitirse mostrar ante el resto y sin embargo detectamos más que latentes.
Las miradas escrutadoras que la observan se permiten el lujo de elegir solo una parte de Sarah, la madre o la astronauta, sin darse cuenta de que ella es mucho más que una mera dualidad.
“Próxima” funciona como película de acción de buena factura, como drama de superación de suculenta trama, como film necesario y generador de reflexiones, individuales y colectivas, como estupendo contenido para ver en familia y mostrar a las niñas una realidad mucho más allá de princesas “Disney” abriendo los canales hacia una sociedad mucho más poderosa e inteligente que tenga en cuenta a todos por igual y se quite la venda de una vez por todas.
A destacar también la presencia de un recuperado Matt Dillon que está perfecto en el papel de astronauta estadounidense y juega como contrapunto masculino ante la femineidad de nuestra protagonista.
Ojalá no pase inadvertida entre los títulos navideños que inundan las carteleras esta temporada, háganse un favor y no se la pierdan.