Viernes 22 de Septiembre de 2023Actualizado 10:31

El 7 de agosto de 2017

Tiempo de lectura: 02:04
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Turismo y convivencia: una solución liberal

David S. Ariznavarreta

El éxito del turismo español ha llamado lo suficiente la atención de la esfera pública como para convertirse en la nueva arma arrojadiza de nuestros políticos. Tanto la izquierda como la derecha han realizado análisis que, en mi opinión, pecan de simplistas: así, para la derecha el turismo es una actividad económica como otra cualquiera, que, aunque regulada y garantista, debe fomentarse porque genera riqueza. La izquierda, sin embargo, está más preocupada por la suciedad, el ruido y el malestar que genera el turismo en determinados barrios, cuyos vecinos ven cómo los hosteleros, restauradores y rentistas de alquiler se lucran sin sufrir las consecuencias de la actividad que llevan a cabo. 

Una postura intermedia, más socialdemócrata si se quiere, aboga por los denominados impuestos y subvenciones pigouvianos. Esta postura acepta que el turismo es una actividad con externalidades positivas y negativas: es decir, por una parte, genera efectos positivos como el aumento de la riqueza y de los puestos de trabajo, pero por otra produce desperfectos y molestias que no se deben pasar por alto. De acuerdo con Pigou, debería subvencionarse un tipo de turismo y penalizarse con impuestos aquel que perturbe la vida en determinados barrios, con el objetivo de que los precios de los hoteles, restaurantes y actividades reflejen las consecuencias totales de la actividad turística.

Por su parte, el liberalismo acepta la teoría de las externalidades positivas y negativas que conllevan algunas actividades económicas, pero ofrece una respuesta alternativa a la expuesta por Pigou consistente en entregar a los vecinos derechos de propiedad sobre sus condiciones de vida. De esta manera, se reconoce a los vecinos el derecho a no sufrir las consecuencias negativas del turismo o a recibir una compensación económica a cambio de permitir que una actividad perturbe la limpieza acústica o ensucie las calles del vecindario.

La ventaja de la respuesta liberal frente a las subvenciones y los impuestos es que carece de arbitrariedad política. Al ser los vecinos quienes negocian la venta de sus derechos con los comerciantes, restauradores y hoteles que generen externalidades negativas en la zona, podemos saber a qué precio y en qué condiciones están dispuestos a soportar las molestias del turismo y, si el precio y las condiciones que establecen desalienta la actividad turística por ser demasiado alto, entonces sabemos que no debe ser llevada a cabo porque sus costes son mayores que sus beneficios sociales.

Ahora bien, parece poco realista pensar que cada vecino va a negociar un precio con cada uno de los hoteleros, restauradores y demás empresarios del turismo. La única solución plausible pasa por crear una empresa que reduzca los costes de transacción, recoja las voluntades de los vecinos y negocie en su nombre con los empresarios. Y es precisamente de esa negociación y de la venta de los derechos de propiedad de los vecinos de donde debe salir la configuración de la actividad turística.

En fin, sé que suena complicado… pero sirva como una explicación alternativa al turismo.

 

 

 

 

 

 

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5 comentarios

#5
ramón07/08/2017 22:25h

Vaya gilipolleces esas externalidades que mencionas....no las veo por ningún lado....pues si alguien hace más ruido o ensucia se le pone una multa no sé donde están las externalidades...En todo caso hay una justicia y una policía que no funciona (y no será porque no la pagamos).....en todo caso será las externalidades de lo público. No veo las externalidades por ningún lado....sólo veo analfabetos con excusas baratas de todo tipo para regular.

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#4
ramón07/08/2017 22:16h

Más asco da vivir rodeado de moros, pakistanís y negros que de turistas que dejan dinero. Mucha gente se ha visto en barrios humildes invadidos de hordas de vecinos inmigrantes, en pocos años todos sus vecinos ahora son inmigrantes que los han echado de los pisos porque con ellos sí que no se puede vivir y se han tenido que cambiar de casa (lo que pasa que a las de rioja2 y a los politiquillos nunca les ha pasado...y además si te metes con la gentrificación eres muy guai pero si dices algo de eso prepárate que te cierran el grifo de la subvención si es que no te cuelgan) ni saben hablar el español, huelen mal, no saludan, los tienes en el banco al lado del portal urgándose los pies con las manos y luego tienes que tocar el mismo pomo que ellos, da miedo meterse con ellos en el ascensor, te miran que parece que te perdonan la vida o les debes algo, se meten 30 y la madre que los parió en un piso, se pasan el día haciendo ruido, obras y picando por las paredes, encima se quejan si en Navidad haces ruido....y además de todo eso....les estamos regalando la sanidad, la educación de sus hijos, etc.....y pagándoles las ayuditas sociales y de viviendas......y mientras tanto los españoles teniendo que pirarse de esos bloques porque ahí sí que no hay quien viva....eso sí que es para vomitar y empezar a pedir explicaciones. Esa tremenda injusticia que sufrimos nosotros y nuestros bolsillos sí que hay que denunciarla...pero claro...

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#3
ramón07/08/2017 21:45h

Te pones a dar soluciones y todavía no has denunciado la realidad....que es aumentar costes para joder a los pequeños negocios y quitar competencia a los peces gordos a base de regulaciones de salarios y mil regulaciones más...los políticos y los periodistas sólo son los peleles idiotas analfabetos que hacen el teatrillo y engañan a la gente para regocijo de sus amos los ricos.

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#2
ramón07/08/2017 21:23h

A ver porque va a salir el debate en todos los periódicos si no es porque el regular beneficia a unos pocos magnates...¿sólo porque se les ha ocurrido cuatro idiotas perroflautas como los amigos de rioja2?.

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#1
ramón07/08/2017 21:21h

Toda esta polémica es lo mismo de siempre, cuentos y más gilicuentos que repiten como idiotas los tontoprogres para regular y que los ricos sean cada vez más ricos a costa del resto que cada día somos más pobres y más esclavos. Seguro que a los hoteleros tampoco les gusta que la gente alquile pisos...como siempre los izquierdosos al servicio del capital. Hay que ser muy tonto para ser demócrata.

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David S. Ariznavarreta
Escritor, intento de periodista, ingeniero por accidente. Reflexiones, videos y columnas en:
www.facebook.com/ElCollardeMenta
​https://twitter.com/elcollardementa
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