Sábado 30 de Septiembre de 2023Actualizado 19:20

El 12 de diciembre de 2016

Tiempo de lectura: 01:35
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La inversa del emprendimiento: el éxito

David S. Ariznavarreta

El emprendimiento no es necesariamente una señal de bienestar para la sociedad. Pensemos, por ejemplo, en los depredadores de rentas que crean empresas para extraer dinero de las cuentas públicas, asociándose con políticos corruptos para obtener concesiones. Nadie podrá negar que son emprendedores, en el sentido de que ven una oportunidad y se aprovechan de ella.

Por tanto, conviene separar el grano de la paja, detallar las simplicidades con las que nos abruman los políticos a favor del emprendimiento y dar una explicación más plausible de lo que genera éxito en una sociedad. El siguiente gráfico muestra el porcentaje de emprendimiento entre los adultos de distintos países. Como puede observarse, son los países más pobres, cuyas economías consisten en la extracción de materias primas o el aprovechamiento de recursos naturales, los que poseen las ratios más altas de emprendimiento que, como puede entenderse, consiste en la creación de negocios para la mera supervivencia.

 

 

 

 

Por otro lado, los países cuyas economías se basan en la eficiencia en los procesos, normalmente en vías de desarrollo o de ganancia media, tienen niveles algo más bajos de emprendimiento: hay menos negocios, pero su eficiencia y productividad es mucho mayor, lo que hace que estas sociedades sean más ricas que las anteriores.

Por último, podemos observar las ratios de emprendimiento más bajas, cuyos países basan sus economías en la innovación. Viendo esto, uno podría pensar que el emprendimiento es negativo para la sociedad, pero es, simplemente, el motor del mercado y los intercambios.

Lo que hay que entender es que para crear verdadero valor añadido (y por tanto riqueza) se necesitan empresas con división del trabajo, y que por tanto den empleo a muchas personas, sin necesidad de que la mitad de la población emprenda; y con una idea bien implementada que se base en mejorar aspectos concretos de sus clientes. Y eso solo ocurre en sociedades cuyas instituciones lo permiten. Sociedades donde los altos niveles de educación y de libertad económica atraen capital humano y monetario.

Las subvenciones públicas, las leyes de segunda oportunidad, las incubadoras estatales de empleo, son parches que no solucionan los verdaderos problemas de nuestras instituciones.

 

 

 

 

 

 

 

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1 comentarios

#1
David S. Ariznavarreta12/12/2016 14:09h

Esta es la fuente del gráfico: http://www.babson.edu/Academics/centers/blank-center/global-research/gem/Documents/GEM%202014%20Global%20Report.pdf

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David S. Ariznavarreta
Escritor, intento de periodista, ingeniero por accidente. Reflexiones, videos y columnas en:
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