¿Quién dijo que las finales son aburridas?

¿Quién dijo que las finales son aburridas?

Rioja2

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38 años hacía que no ganaba la chapela manomanista de primera categoría un vizcaíno (el último fue Iñaki Gorostiza, en 1977). Hasta que en el nuevo y grandioso frontón Bizcaia se ha doctorado Mikel Urrutikoetxea, jugador que llegó a la final gracias a las lesiones de Bengoetxea VI (que le derrotó en semifinales) y de Martínez de Irujo (que no pudo disputar el partido por el tercer y cuarto puesto).

Once corredores de apuestas, algo más de tres cuartos de entrada en el frontón de Bilbao, un público mayoritariamente decantado por Mikel Urrutikoetxea, pero el dinero claramente por Olaizola II. Así comenzaba la final de la competición reina de la pelota a mano.

El primer saque correspondió al aspirante, que se encaminó al disparo desde la pared, una muestra de cómo afrontaba Urruti el partido: bien tranquilo, sin nada que perder después de haber llegado a la final inesperadamente (merced al dedo roto de Oinatz Bengoetxea).

A pesar de que Mikel se adelantó 3-0 y 5 a 2, Olaizola II daba más sensación de potencia y control del partido en esos tantos iniciales. Tanto es así que Urruti fue el primero en solicitar descanso cuando en el marcador ganaba 3 a 5. Mientras que Aimar apenas parecía haber roto a sudar, el vizcaíno panceaba en la silla como si llevara una hora jugando. Sotamano, pelotazo por arriba, gancho a la punta, y el navarro ya se adelantaba 6 a 5, provocando que su rival solicitará su segundo descanso. Una matemática cortada de zurda al ancho, y 7 a 5. Poco parecía que iba a durar la final.

Pero aún quedaba mucho y bueno que ver. El recital de Urruti comenzó en el siguiente tanto: Muy duro, lo ganó de dejada de zurda al choco. Un fallo de Aimar, otra dejada de Mikel más una volea a la pared, y el vizcaíno volvía a adelantarse (9-7). Olaizola sumó su octavo tanto de churro (no conectó bien el gancho al ancho, y la pelota cayó suavemente encima de la chapa, en la pared, 8 a 9).

A continuación llegó la tacada de 8 tantos del vizcaíno, dominando sorprendentemente a un navarro que iba a remolque, mostrándose ahora más cansado que el aspirante. Con el 14 a 8 Olaizola II, que ya había consumido dos descansos, abandonó la cancha camino del vestuario. Regresó con prisas Aimar, enviando arriba un sotamano de zurda. Con un saque-gancho a la pared perfecto, y un pelotazo cruzado, Urruti colocaba el luminoso en un contundente 17 a 8 que parecía definitivo.

Hasta este momento Olaizola II llevaba 4 errores, por ninguno de Urrutikoetxea. Llegó entonces el primero, al impactar en la chapa el gancho del vicaíno (9 a 17). Cambió de bola Aimar, pero no dominó el peloteo, terminando otra vez el tanto de gancho Urruti (18 a 9). De nuevo parecía finiquitada la final.

En el siguiente tanto no acertó con su saque-remate Mikel, ganándolo de cortada de zurda al ancho Aimar. Pero a continuación envió Olaizola la bola al ancho, viéndose obligado además a solicitar su quinto descanso (19 a 10). Tan acabado parecía el partido, que la organización preparó la cinta para impedir que los fans de Urruti invadieran la cancha.

Pero entonces enchufó el campeonísimo navarro el martillo pilón de sus sotamanos a la zaga, y con mucho trabajo y determinación, ahogando como al principio al vizcaíno, logró remontar la desventaja y empatar el partido a 19. Fue una tacada que se correspondió con la final esperada, Aimar dominando y Mikel defendiéndose voluntariosamente, pero sin éxito.

Parecía que la lógica se imponía, que Olaizola II pondría definitivamente las cosas en su sitio, permitiendo además que el inesperado finalista ofreciera más pelea de la esperada. Pero aún quedaba sitio para la sorpresa…

Urruti agotó también sus descansos, y ambos finalistas saltaron para afrontar los últimos tantos. El aire que tomó el vizcaíno le permitió aguantar en el peloteo, y ganar por fin un tanto (de carambola, 20 a 19).

Revolvió el vizcaíno el cestaño, cambiando por primera vez de pelota. Y se lanzó al saque. Pero tras 19 ejecuciones del saque desde la pared, esta vez sacó desde el lugar que suele ser el habitual, desde el ancho. Con tan buen acierto, que Aimar no pudo devolver el saque corto y cruzado (21 a 19).

El frontón se caía en aplausos y cánticos a favor de su paisano, cuando Urruti emprendía la carrerilla de su último saque. Otra vez cruzado y desde el ancho, y de nuevo diana: Sorpresón en Miribilla, Olaizola caía ante el inesperado Mikel Urrutikoetxea (22 a 19). La pelota a mano ya tiene nuevo campeón, tras una final espectacular y emocionante.

En el primer partido, claro dominio de Elezkano y Ladis Galarza sobre Irribarria y Merino II por 22 a 10. Y en el postre, triste despedida de profesionales para Jorge Rico, con derrota. Darío, en la que era su primera victoria desde su reciente debut, y con Miguel Merino en la zaga, doblegó a Rico IV e Iza por 18 a 9. Alegría para el de Ezcaray y tristeza para el cenicerense. Una lástima, ya que Rico, con un poco más de suerte y apoyo, podría haber hecho grandes cosas en la pelota a mano profesional. Pero como en la final, la sonrisa va por barrios…

Se disputó un tanto largo y muy duro

la máquina de sacudir estopa

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