“El Logroñés es parte de la historia de La Rioja y de Logroño”

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Javier Triana (Logroño, 1983) hacía de portero en el parque de debajo de su casa ya antes de alistarse, a los siete años, en uno de los filiales del Logroñés. De aquellos años recuerda la ilusión de entrar al viejo Las Gaunas vestido de blanquirrojo por primera vez, o el sabor de las patatas Abad. Con los años, se le olvidó el fútbol, estudió periodismo y se marchó lejos de su ciudad. Estando en Nairobi, como corresponsal de la Agencia Efe para el África Subsahariana, se le ocurrió escribir 'Goool en Las Gaunas', aunque confiesa que aún no lo tiene en su poder.

Reconoces al comienzo del libro que no has sido un “gran aficionado” del Club Deportivo Logroñés sino del Real Madrid. ¿Es este libro una manera de quitarse esa espina?

A ver, yo me alegraba cuando el Logroñés ganaba, que jugué tres años en un filial y eso tira mucho. Lo que pasa es que a quien veías marcar goleadas y levantar títulos era a otros. Este libro me ha servido un poco para reflexionar sobre esos años de niño. Y de cómo evoluciona la forma de percibir el mérito y las victorias. Ahora no me cabe duda de que lo que hizo el Logroñés tiene un mérito excepcional. De pequeño no eres consciente. O, al menos yo, no lo era tanto.

Has realizado varios viajes, entrevistas, búsquedas… ¿Cómo ha sido ese periplo de escribir un libro sobre un equipo de fútbol ya desaparecido?

Fue divertidísimo. Volvía cada día a casa de mis padres y les decía: “Me ha contado Raulito (o Loti o Polster) que...” Y nos echábamos unas risas. El proceso de documentación y entrevistas duró un mes, entre diciembre de 2013 y enero de 2014, y la verdad es que tanto cuando repasaba la hemeroteca como cuando iba a hacer entrevistas disfrutaba mucho. Aprendí una barbaridad, y no solo del equipo. El Logroñés es parte de la historia de La Rioja en general y de Logroño en particular. Cuando descubrí que Ramón Castroviejo había sido el primero en marcar en Las Gaunas... de repente, era como que la ciudad tenía sentido. Lleva razón Abadía cuando dice que no se ha reconocido lo suficiente lo que el club aportó a la ciudad.

Libros del KO tiene publicaciones sobre Espanyol, Real Madrid, FC Barcelona, Real Sociedad, Córdoba e, incluso, una de Ramón Lobo sobre una historia “en el campo de batalla”. ¿Por qué un libro sobre el Logroñés?

¿Parezco muy gallego si te respondo con un “y por qué no”? Llevaba años coleccionando anécdotas del Logroñés, no con intención de hacer un libro, sino porque las contabas por ahí y la gente se reía. Y recuerdo un día en el que estaba hablando de fútbol con el corresponsal de la Agencia Efe en Johannesburgo, Marcel Gascón, cuando yo estaba en Nairobi también de corresponsal. Me preguntó por el Logroñés y le conté la historia de por qué Las Gaunas se llamaba así. Le pareció buenísimo y yo pensé: “pues quizá habría que juntar cositas y hacer un libro”. Le propuse la idea a Ander Izagirre, quien había escrito “Mi abuela y diez más” para esta colección de Libros del K.O., y él se lo transmitió a la editorial. Y como los editores son más o menos de mi misma quinta, aquello de “¡Goool en Las Gaunas!” les debió de sonar a bocata de nocilla en el recreo del colegio. Y coló.

A lo largo de las 165 páginas de '¡Goool en Las Gaunas!' se cuentan multitud de anécdotas en boca de jugadores y técnicos que las vivieron en primera persona. ¿Con cuál de ellas te quedas?

Uf, es muy difícil elegir. ¿Las luchas entre Aizkorreta y Cedrún por entrar primero en el baño en las concentraciones? ¿Las ocurrencias de Cesáreo Remón? ¿Los manguerazos de Trejo al campo? ¿La llegada de David Vidal al Logroñés como jugador en el 79? Imposible decidirse.

¿Cuántas se han tenido que quedar fuera?

Infinitas. Te cuento una: Raúl Ruiz pidió un mísero aumento de sueldo a la directiva del club. La noticia corrió y la afición de Las Gaunas empezó a llamarle pesetero y el pobre cuenta que tenía una presión enorme cada vez que recibía el balón. Entonces, un restaurante empezó a ofrecerle comida gratis, una peluquería dijo que le cortaba el pelo sin pagar... Aún lo recuerda con apuro.

¿Cuál ha sido el 'personaje' que más te ha sorprendido tras hablar con él? ¿Por qué?

También aquí es muy difícil quedarse solo con uno. Quizá Lotina, a quien antes solo conocía a través de la tele, donde da una imagen de tipo tristón. Sin embargo, el tío es un cachondo.

¿Qué has percibido en la gente cuando se ponían a hablar del Club Deportivo Logroñés?

Hablar del Logroñés ha sido una de las grandísimas bazas del proceso de recogida de material: nadie te ponía pegas. Si yo hubiera querido entrevistar a... yo qué sé... Lopetegui sobre su papel como (entonces) seleccionador sub-21, igual no me habría concedido la entrevista. Pero ir a hablar del Logroñés me abrió todas las puertas, no sólo con él. También, te das cuenta de hasta qué punto el Logroñés era la vida de muchas personas. Y bueno, mucha gente que trabajó una barbaridad para un proyecto que terminó desapareciendo. Eso les duele a muchos. O a todos, me atrevería a decir. También te diré que prácticamente todos los protagonistas del libro apuestan por un solo equipo.

Personalmente, como me tocó vivir la última etapa del equipo, creo que falta reseñar a algún jugador de esa época como Fernando Marín, Jordi Bretón, Raúl Llona o Morales. Momento un poco de autocrítica: ¿Crees que le falta algo al libro o te hubiera gustado tocar algún otro tema más al detalle?

Uy, al libro le faltan muchas cosas. Cada vez que releo alguna parte, me dan ganas de cambiar tal, o retocar cual, o suprimir/añadir no sé qué. Imagino que le pasará a todo el mundo. Me habría gustado entrevistar a más gente, sí. Pero es que jamás pretendió ser una enciclopedia del Logroñés. Hooligans Ilustrados es una colección de relatos breves sobre equipos de fútbol. De hecho, creo que el mío es el más extenso, y eso que le tuve que recortar varias páginas al capítulo “Cuando fuimos los mejores”. Quería hacer un anecdotario que recorriera la historia del equipo, con especial énfasis en la época en Primera. Que fuera divertido y fácil de leer. Y el resultado ha sido ese.

Después de las conversaciones con jugadores y técnicos del fútbol de hace más de una década (y de dos), ¿qué crees que es lo que más ha cambiado en este deporte? Ahora sería imposible, por ejemplo, que se le pegaran esas interminables regadas al césped de Las Gaunas.

Cuando rodamos el vídeo promocional del libro y Abadía saltó de corto al césped del nuevo Las Gaunas, lo pisó con los tacos y y puso una mueca de lástima. “El césped del campo viejo era infinitamente mejor”, comentó. Personalmente, ahora me da la sensación de que todo tiene que ser perfecto: si diluvia, se levanta la alfombra de césped y listos. Antes, importaban otras cosas. Quizá porque antes el fútbol no se veía, sino que se escuchaba en mayor medida. Y ahora las cámaras son capaces de mostrarte si a Neymar le ha salido un grano detrás de la oreja. ¿Será culpa de la presencia bestial de la imagen? O igual es que hay más dinero en juego y eso fuerza a que la imagen importe más. A mí me resulta más superficial, la verdad.

¿Sigues el fútbol riojano en la actualidad? ¿Cómo se ve todo desde la lejanía?

Lo sigo muy poco. Ahora sé que a la UDL le va de lujo, y me alegro por ellos. Pero estarían mejor contando con el apoyo de una ciudad entera, el campo más lleno, más subvención... Como he dicho, ni un solo jugador o entrenador del Logroñés entrevistado entiende qué hacen dos equipos en una ciudad como Logroño. Yo también creo que un único club tendría mucho más tirón. Me cuesta creer que no se llegue a un acuerdo para unirse. En fin, seguro que luego todo es más complicado de lo que parece, pero desde fuera se ve tan sencillo...

Por último, ¿cuál es tu gol en Las Gaunas?

El último que marcó Abadía. Una volea al Valencia de Valdano, en el 97, gol con el que el equipo remontó y se llevó el partido. Aparte de por el golazo, porque me parece que hace justicia con un jugador como Abadía.

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