“El ciudadano debe exigir lo que le dicen que es imposible porque no lo es”

"El ciudadano debe exigir lo que le dicen que es imposible porque no lo es"

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Andrés Barrio (Logroño, 1979) es el candidato de Izquierda Unida en La Rioja al Parlamento Europeo. Licenciado en Ciencias del Mar e ingeniero medioambiental, ocupa el puesto 32 de la candidatura. Sabe que su destino no será Bruselas el próximo 25 de mayo, pero asume su rol. Llega a la redacción de Rioja2 recién salido de trabajar, casi sin haber tenido tiempo para comer, y con prisa. Un planning a medio hacer le espera en su mesa y una reunión de campaña le ocupará el resto de la tarde. Toma asiento y comenta las noticias que han salido a lo largo de la mañana, a las que le ha dado tiempo de enterarse. Se acomoda, pregunta si se puede fumar y responde a la primera pregunta.

¿Es el momento de IU?

Debe serlo. El trabajo realizado por todas las organizaciones sociales para modificar esta realidad que sufrimos hace que sea el momento de las fuerzas políticas que exigen un cambio y que presentan propuestas para ese cambio. IU es la más representativa de todas ellas.

¿Hay que acabar con el bipartidismo?

En las elecciones europeas es complicado de hablar de bipartidismo. PP y PSOE están de acuerdo en prácticamente todo lo que viene de Europa. Votan lo mismo en tres de cada cuatro propuestas, pactan los presupuestos, el Pacto de Estabilidad lo han hecho juntos, deciden quién gestiona la Troika a través de la Comisión y del BCE, pactan quién es el presidente del Parlamento, las políticas agrarias, las políticas pesqueras… hablar de bipartidismo en Europa cuesta.

¿Por qué se presenta Andrés Barrio a las elecciones europeas?

[Se ríe]. Me presento porque hay que dar el paso, hay que pringar, porque en una organización pequeña como IU presentarse es pringar. Das la cara. Puedes tener problemas laborales, que yo no los tengo pero pueden existir, o personales porque das la cara y en la vida real ya sabemos cómo funcionan las fuerzas políticas grandes, sobre todo en La Rioja, donde vivimos un caciquismo del Partido Popular.

¿IU puede convertirse en una fuerza real de poder?

Sola no. Soy el primero que lo sabe. IU tiene un techo electoral del 15% y esa fuerza política real debe hacerse juntando al resto de fuerzas políticas de la izquierda transformadora y ecologista, y de los movimientos sociales y sindicales.

¿Habría que cambiar el discurso hacia uno más de gobierno?

El problema no es de discurso ni de programa, que es muy abierto y está elaborado con todas las capas de la sociedad. Igual hay que cambiar las formas.

¿Qué diferencias aporta IU sobre el resto de partidos?

Todo. Yo me presento teniendo que compaginar trabajo y campaña electoral. Somos gente de la calle, gente normal, que venimos de un sitio en el que es muy complicado que aunque pisemos moqueta cambiemos nuestras formas. Se demuestra cuando hablamos de las puertas giratorias del PP y el PSOE. En IU somos trabajadores y somos conscientes de ellos.

Por ejemplo, en mi área, que es el Medio Ambiente, el programa se hizo juntándose con las asociaciones ecologistas más importantes, los sindicatos agrarios y ganaderos, la minería y la Plataforma de Nuevo Modelo Energético. Hacemos las cosas de manera diferente. Con todas ellas hicimos la parte de Medio Ambiente del programa electoral.

¿Cuál es el principal objetivo en el Parlamento Europeo?

Acabar con la Europa del capital y los mercados. Devolver la democracia que ha sido usurpada, de forma consciente, por los dos grandes partidos. A través de esa vuelta de tuerca para que la democracia sea efectiva en Europa, elaborar medidas que vuelvan a conseguir que la soberanía economía pertenezca a los ciudadanos y a los Estados, no a una entidad como el BCE, que sólo actúa como correa de transmisión entre la riqueza que generan los ciudadanos y los grandes fondos de inversión y bancarios. Luego hay que derivar esa riqueza en trabajo real y efectivo, que se derive en los servicios sociales, y que el desarrollo local sea siempre teniendo en cuenta los límites del planeta.

¿Cuáles son las líneas principales de trabajo en cuanto a Medio Ambiente?

En este tema me gusta ser pragmático y realista. Europa es la zona donde más protección existe de todo el Mundo, pero una cosa no quita la otra. Siempre hay vías de escape aprovechadas por las grandes empresas y grandes activos, como pasa ahora con las empresas gasísticas y petroleras. A todas las empresas se les aplican unas directivas que son protecciones, y que hay que reconocerlo, pero ese Medio Ambiente siempre está al servicio y beneficio de las grandes empresas.

También hay que incentivar la biodiversidad, que se deja muy a la mano de los Estados. Tenemos aquí el caso de la protección del lobo y el visón, en los que La Rioja recibe 200.000 euros de Europa para protegerlos, pero la comunidad puede hacer lo que le dé la gana. Debe haber un control real sobre los planes, las especies y el agua.

¿Se puede hacer más desde Europa para combatir el fracking?

Por supuesto. Hace poco ha salido la última directiva de estudios de impacto ambiental, con el que los Estados deben realizar una pequeña modificación a sus normativas, y ha quedado fuera la exigencia de que el fracking esté ahí, a pesar de que el Parlamento Europeo lo propuso. Es un ejemplo de cómo las Comisiones europeas no son organismos democráticos porque no tienen por qué obedecer al Parlamento.

La Comisión de Medio Ambiente debe legislar para prohibir una actividad que lo único que puede traer es que se acaben las actividades agrarias, ganaderas, turísticas y, en sí, el Medio Ambiente y nuestro bienestar. Por otro lado hay que invertir en cambiar la política energética, buscando la soberanía energética, eliminando la utilización de hidrocarburos y combustibles fósiles, poco a poco, e invertir en biomasa, energía solar, eólica, mareomotriz o geotérmica, que es lo que tenemos aquí.

¿Cuál es la postura de IU ante la política migratoria?

Esta situación se enfoca de forma inversa. Parece que ellos vienen aquí porque sí y no, ellos vienen aquí por una política que podríamos decir de siglos, de estructura y geopolítica mundial. Es gracioso que un extranjero no pueda venir, pero una empresa sí que pueda ir a sus países. Decimos que hay un libre mercado, cuando es cualquier cosa menos un libre mercado.

Hay una actividad de manipulación y de utilización de la fuerza humana existente en África para beneficio económico de los países del primer mundo. Europa y Estados Unidos, lo que mal llamamos el primer mundo, se aprovecha de ese capital humano, no le dejamos capacidad de subsistencia y cuando vienen les echamos a pelotazos o a patadas.

Primero hay que dejar a esos países desarrollarse y dejar de subvencionar a gobiernos sátrapas y tiranos. Segundo, entre poner las vallas y abrir las puertas a todo el mundo, siempre hay un término medio. Las organizaciones de Derechos Humanos siempre hablan de ese punto medio. Hay que tratarlos como personas, y a partir de ahí regularizar su estancia. Hay que cerrar los CIES, los centros de internamiento. No puede ser que porque una persona no tenga el visado de permanencia sea encerrado en una cárcel, algo que se aprobó en el Parlamento con el voto de socialistas y conservadores.

¿Debe respetar más la UE los Derechos Humanos, más aún ahora que hay personas que acuden desde lugares en conflicto como Siria?

Por supuesto. Es que usamos la doble cara, la hipocresía, tan habitual y fantástica de occidente. Defendemos los Derechos Humanos, pero somos capaces de apoyar los bombardeos en Libia para liberar al pueblo de Gadaffi, una persona que ha recibido dinero de Europa para su sustentación como líder, y cuando ellos van a Lampedusa, los echamos a patadas. A las personas que decimos que hemos salvado, que hemos bombardeado, cuando vienen a Europa les pegamos una patada y les tiramos al mar. Es pura hipocresía. Ha pasado lo mismo en la primavera árabe, cuando hace tres años les dieron el premio a los Derechos Humanos a las primaveras árabes y ahora apoyamos un Golpe de Estado en Egipto.

¿Qué quiere el partido en cuanto a políticas educativas europeas?

Al igual que en el Medio Ambiente, pragmatismo. Europa sí que incentiva que haya una educación de calidad, incluso Bolonia, si vamos a la práctica de igualar las carreras en toda Europa, es algo bueno y positivo. ¿Qué pasa? Que no se controla cómo los Estados lo realizan y no se derivan esos fondos. Además está todo orientado a que las empresas privadas inviertan en las universidades públicas, con lo que privatizan un servicio público de manera encubierta. Lo que deben volver a hacer es poner en letras mayúsculas, en el primer guión: educación pública para todos y de una velocidad, no de dos velocidades como se está creando ahora.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido en la precampaña y el inicio de la campaña electoral?

Las pocas ganas de debate y de mostrar su programa de PSOE y PP. Si vas a buscar sus programas, no están. El PSOE lo ha metido a última hora, que son veinticinco puntos, y el PP no lo tiene y ha tardado en sacar a su candidato siglos. No quieren debatir ni demostrar que hay una política real. Se habla siempre de política ficción y en Europa es donde más fácil lo tienen.

¿Y a nivel personal?

Que es muy duro esto, pero tengo mucha ilusión porque es para lo que llevo trabajando desde que me afilié hace dieciséis años a IU y para lo que trabajo también fuera del partido a través de plataformas y movimientos sociales, o en la universidad. El trabajo que llevo haciendo siempre a nivel de calle, ahora puedo hacerlo efectivo a través de la política.

¿Qué le dirías a un ciudadano para que vaya a votar el próximo día 25?

Primero que se levante del sofá, que se levante del sofá y se olvide del hastío y la desesperanza que nos generan desde las grandes instancias, y que exija lo que nos dicen que es imposible porque no lo es. Se puede construir otra Europa, pero debe ser con el trabajo de todos. También que no se limite a votar, que participe en organizaciones políticas, sociales o sindicales. No vale sólo con votar. Si no derrotamos ahora a la Troika, no lo vamos a hacer nunca y ya no sólo eso, sino que a la extrema derecha le dan el 30% de los votos. Señores, o nos levantamos o se acabó la democracia en Europa.

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