“Gracias por hacernos soñar”

"Gracias por hacernos soñar"

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“Gracias por hacernos soñar”. Así resumía una pancarta el paso del Naturhouse por la Champions League. Precisamente eso, soñar, es lo que hacían ayer dos niños en el Palacio de los Deportes. Ajenos a todo, jugaban a balonmano en lo alto del pabellón, donde nadie les molestaba. Con un balón de plástico, que varias veces rodó escaleras abajo, el uno cogía carrerilla, saltaba y lanzaba hacia el otro, que hacía las veces de portero. Detrás sólo había una pared, sin palos ni larguero dibujados. Ellos sabían si era gol o no. Los demás sólo podían intuirlo. “Nosotros jugamos a balonmano”, decían. Y seguían con su pasatiempo emulando a Thiagus Petrus y a Gurutz Aginagalde, soñando con convertirse algún día en uno de ellos.

Mientras tanto, en la cancha, el Naturhouse disputaba su último partido en la máxima competición europea. Había que despedirse del torneo con nada en juego salvo el honor. Sólo restaba conseguir una victoria para rescatar el orgullo de saber que se podía pero que el deporte es caprichoso. Unas veces se gana y muchas se pierde. El resultado (38-34) fue lo de menos. Un festival de goles para el entretenimiento general. Un brindis al sol cuando ya no quedaba nada por lo que luchar.

El aplauso al término del encuentro fue frío. No hubo complicidad entre grada y equipo. Los jugadores hicieron una piña en el centro del campo y se retiraron a los vestuarios. Un gol de Lögfren puso punto y final a la participación del conjunto riojano en la EHF Velux. La afición y el equipo despertaron de un bonito sueño que nunca fue pesadilla sino regalo. Revisando el calendario se pueden pensar muchas cosas. Demasiadas. Pero hay una que se repite sin cesar: si no hubiéramos empatado en Halmstad... De nada vale.

Los jugadores y el cuerpo técnico pueden estar orgullosos. Han estado a la altura de las circunstancias y han regalado a Logroño una temporada difícilmente repetible. Por delante queda casi toda la segunda vuelta de la Liga para intentar hacerlo y para seguir soñando, como esos dos niños que juegan a la vez que sus ídolos, en el mismo sitio, mientras su madre les vigila sin que ellos se den cuenta y les surte de agua cuando ya no pueden más. Soñar es gratis y el Naturhouse sólo piensa en volver a estar ahí, entre los más grandes del Mundo. “El objetivo es meternos en Europa”, repite Jota una y otra vez. Pero todos, equipo y afición, quieren más. Quieren Champions. Es jodido que te bajen de la nube.

Terminada la Champions, los nombres de los rivales ya no serán tan difíciles de pronunciar. El próximo, el domingo: Villa de Aranda. Más castizo imposible. Al fin y al cabo, como decía Segismundo cuando pensaba sobre la vida y su suerte, “el mayor bien es pequeño: que todo el deporte es sueño, y los sueños, sueños son”. O algo así.

FICHA

38.- Naturhouse La Rioja (21+17): Aginagalde (p), Petrus (7), Tioumentsev (9), Luisfe (5), Garabaya (2), Pedro Rodríguez (1), Ángel Fernández (5,1p), Jorge Martínez (p), Sánchez Migallón (2), Arrieta, Masachs (1p), Ángel Romero (2), Eilert (3), Rial, Tolmos y Patrianova (1)

34.- HK Drott (21+13): Bladh (p), Olsson (2), Stenmalm (8), Persson (6), Halen (6), Hallen (3), Linnell, Lave Eberling (p), Karlsson (1), Stenberg (4), Lofgren (4,1p), Adolfsson, Andersson y Sivertsson.

Parciales: 2-5, 6-9, 9-11, 13-16, 18-18, 21-21 (descanso), 24-23, 29-25, 32-28, 35-29, 37-30 y 38-34 (final).

Incidencias: Un millar de espectadores en el Palacio de los Deportes de La Rioja.

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