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Merino es un coloso

Merino es un coloso

Rioja2

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David Merino, zaguero de Villar de Torre, de 23 años, legó en el Adarraga logroñés, ante la mirada de sus paisanos, una exhibición de resistencia y defensa para el recuerdo. Infructuosa, porque no impidió su tercera derrota junto a Titín en este Parejas, pero memorable. Olaizola II y Aretxabaleta, líderes invictos, les ganaron por 22-17. Si los riojanos no claudicaron hasta el 17 fue debido a la espectacular tarde de Merino II y a los fallos de sus rivales, que bajaron el pistón después de un arranque demoledor (12-4).

Para poner en antecedentes la situación: Merino sufrió en 2011 el síndrome de Guillain-Barré, una dolencia que ataca al sistema nervioso. Los músculos no reciben las órdenes del cerebro. Él cojeaba y se caía al andar. Una vez recuperado, tras una dura rehabilitación, el fondo físico se ha convertido en su punto débil. Suele padecer calambres si el partido requiere mucho esfuerzo. Con Titín como compañero, la exigencia se ha multiplicado exponencialmente en los últimos tiempos. David soportó y devolvió un constante bombardeo. Su delantero no es el que era: Augusto apenas protege sus cuadros, como para colaborar atrás. Y, pese a que aparecieron los calambres, también condujo al error a Aretxabaleta gracias a sus potentes andanadas.

La decadencia de Titín la evidenció el propio Adarraga, que celebró como si de un campeonato se tratara los únicos dos tantos seguidos que enlazó: una paradita en el 11-3, con sus adversarios vencidos, y un buen gancho para el 11-4. Es decir, para dejar el marcador en siete abajo. Con lo que ha significado su figura, no puede ser que el frontón se entregue con tan poco, ni que Merino se haya transformado en la principal arma ofensiva de la pareja, por consistencia, continuidad en el golpeo y los sopapos que suelta. Aimar, en cambio, sigue a lo suyo: descarga de trabajo y obligaciones a su socio, remata y decide. A nada que le responda Aretxabaleta, son los más firmes candidatos a la txapela junto a Irujo y Barriola. A Titín y Merino les queda remar. Mucho.

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