Martínez de Pisón se despide del rectorado tras dejar una UR “renovada”

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José María Martínez de Pisón dejará en las próximas semanas de ser rector de la Universidad de La Rioja (UR), cargo del que dice salir “con la conciencia tranquila”, porque cree que en los últimos ocho años ha contribuido a “renovar” la institución y asentarla, según explica en una entrevista.

José María Martínez de Pisón (Zaragoza, 1959) dejará su puesto por normativa legal, ya que los rectores de universidades públicas no pueden acumular más de dos mandatos, y volverá en los próximos meses a su cátedra en la universidad riojana en Filosofía del Derecho.

Se va con el sentimiento de “haber cumplido una etapa”, con el proyecto de “de renovar esta universidad” y haber conseguido que la imagen de la UR sea, en su opinión, “muy diferente” a la de 2004, sobre todo, porque considera que su equipo ha dado “pasos importantes en el ámbito universitario nacional e internacional”.

Admite, no obstante, su preocupación, porque deja su puesto de rector en “un momento difícil” para las universidades públicas españolas, que cree que “necesitan un período de estabilidad después de una década en la que se han cambiado todas las leyes que nos afectan”.

Unos cambios que, en gran medida, han adaptado la universidad española al espacio europeo de educación superior y que “nos han exigido un esfuerzo grandísimo, gastar muchas energía”, pese a lo cual “parece que todo va a cambiar de nuevo”, considera el rector.

Martínez de Pisón lamenta que la normativa aprobada recientemente por el Gobierno de España “altera pilares fundamentales de la universidad tal y como la conocemos”.

Más allá de los precios de la matrícula, que es de lo que cree que más se ha hablado, Martínez de Pisón prevé que las universidades españolas afrontarán cambios “importantes” en las obligaciones de su profesores, para los que “se cambia todo el sistema”, algo que cree que “puede tener consecuencias”, y que, en su opinión, “no se han valorado”.

Critica que, al aprobar las últimas reformas, “no se ha considerado a la enseñanza superior como un servicio público de interés general”, lo que, en su opinión, ha dejado a la universidad en “un espacio de debilidad y fragilidad”.

Admite que las universidades públicas españolas “tienen deficiencias”, que entiende que “deben corregirse”, sin que ello signifique “masacrar a la institución” y “perder un tiempo precioso, que podemos tardar décadas en recuperar”.

Además, considera que debe tenerse en cuenta que en los últimos años las universidades españolas, y también la riojana, “han hecho milagros con poco dinero” para acometer proyectos como el de los campus de excelencia “con menos medios que otros países”.

No obstante, el rector de la UR sabe que todas las comunidades autónomas que participan en el proyecto Campus Iberus de excelencia internacional, entre ellas La Rioja, están comprometidas con el desarrollo de la iniciativa.

De hecho, admite que el Gobierno riojano ha sido el artífice en los últimos años de que la UR consiga estabilidad económica.

En sus dos mandatos, “las relaciones han sido muy buenas” con el Ejecutivo riojano, asegura Martínez de Pisón, quien resalta la “lealtad” que ha existido entre las dos instituciones y el que “cuando hemos necesitado un apoyo concreto, lo hemos tenido”.

“Sé que para el Gobierno de La Rioja tampoco es agradable que se hable de recortes”, asegura el rector, quien recuerda que el actual consejero de Educación, Gonzalo Capellán, “es de la casa (de la UR) y sabe lo complicado que es este momento”.

La UR es un centro “austero”, asegura el rector, quien asegura que deja la institución académica “saneada”, gracias a que, a partir de 2007, con el apoyo del Gobierno regional y mediante un plan plurianual de financiación, la Universidad pudo “encauzar una situación que entonces era preocupante”.

Así, en los dos últimos ejercicios la UR ha conseguido remanentes positivos, de 100.000 y 25.000 euros, respectivamente, con un presupuesto que llegó a los 45 millones de euros, pero que se ha rebajado a 42,8 millones.

Además, Martínez de Pisón considera que hay cosas en las que se han hecho “bien las cosas” en los últimos años, en cuestiones como “ajustar” el número de alumnos por aula para que “no existan titulaciones amenazadas”.

También explica que en la UR se ha creado “una estructura de árbol”, por la que varias titulaciones de grado comparten algunas materias y así se ha conseguido que en los primeros cursos la media de alumnos por aula sea de 65 “similar a la de universidades privadas”.

Todo su trabajo desde 2004 ha buscado consolidar a un centro universitario que solo tiene dos décadas de historia, pero que cree que ha conseguido que “ya no se pueda entender la comunidad de La Rioja sin su universidad”.

Pero la UR “tampoco puede pararse”, considera Martínez de Pisón, porque en los próximos años “la liga entre las universidades no se va a jugar en los estudios de grado, sino en los de postgrado” en atraer a alumnos y docentes de otras regiones y países de un alto nivel académico, para estudios de máster muy especializados.

Ese cree que será el trabajo que debe acometer su sucesor, crear una “escuela de postgrado”, propia o bien compartida con otras universidades españolas o latinoamericanas.

Un trabajo que el próximo rector o rectora de la UR deberá afrontar en un clima “de consenso” porque, según Martínez de Pisón, una de las claves de lo logrado en la UR en los últimos años es la “capacidad integradora” y el que siempre ha existido “diálogo” con las instituciones y el tejido empresarial, y “así debe seguir”.

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