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Casatorre, ante la justicia por el atentado al cuartel de Arnedo

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La Audiencia Nacional juzgará el próximo jueves al etarra Juan Ramón Carasatorre por su participación, en agosto de 1995, en el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Arnedo (La Rioja), que causó cuantiosos daños materiales, hechos por los que la Fiscalía pide para él 57 años de cárcel.

En el juicio, que se celebrará ante la sección tercera de la sala de lo penal, el fiscal pedirá también que el acusado abone una indemnización de casi un millón de euros por los daños causados en el atentado, en el que no hubo víctimas ya que los etarras no pudieron colocar las bombas donde tenían planeado porque fueron sorprendidos por una patrulla de la policía local de Arnedo.

Según el escrito de conclusiones provisionales del fiscal, en 1995 el “comando Donosti” de ETA estaba integrado, entre otros, por el acusado y Valentín Lasarte -ya condenado por estos hechos-, quienes recibieron un listado de objetivos, así como armamento y material explosivo.

Entre los objetivos marcados figuraba atentar contra el cuartel de Arnedo, para lo que recibieron un total de 90 kilogramos de amonal, detalla el fiscal Carlos Bautista.

El 10 de agosto de 1995 los miembros del comando fueron a Arnedo para recabar información sobre el cuartel, y tras estudiar su situación decidieron colocar las bombas en la madrugada del 17 de agosto en la fachada de la parte trasera del cuartel, cerca del aparcamiento, zona en la que residían los agentes y sus familias.

A medianoche, Carasatorre y otros dos terroristas se trasladaron desde la localidad guipuzcoana de Ibarra hasta Arnedo

, donde llegaron sobre las tres de la madrugada, se bajaron con las bombas y las activaron para que estallaran en una hora.

“Cuando se encontraban en las proximidades del aparcamiento”

para colocar los artefactos, fueron sorprendidos por dos policías municipales, por lo que abandonaron las bombas sobre el capó de dos vehículos allí aparcados y huyeron en el coche en el que se habían desplazado.

Los dos agentes avisaron a un tercero, que los recogió con un vehículo policial, y emprendieron su persecución.

El fiscal relata que los terroristas se salieron de la carretera debido a la velocidad que llevaban y sufrieron heridas, tras lo que hicieron señales con un pañuelo blanco para reclamar auxilio y consiguieron que “se detuvieron los policías municipales que viajaban en su persecución”.

Los agentes fueron “sorprendidos al detener el vehículo” y tras ser amenazados con armas de fuego les dejaron allí esposados, mientras huían con el coche policial hacia Calahorra (La Rioja).A las 3,50 horas estallaron las bombas

, cuya colocación había sido advertida en un llamada a la Cruz Roja de Arnedo a las 10:50 horas de ese día, en la que se alertaba de tres coches-bomba en la localidad.

Durante su huida, añade el fiscal, los etarras cambiaron de vehículo, para lo que, “fingiendo ser policías municipales”, engañaron a un matrimonio, a los que pidieron su coche.

En esa nueva evasión, el comando es divisado por una patrulla de la Ertzaintza que comienza a perseguirlos, lo que hace que tomen un camino forestal de Ullibarri-Viña (Álava), abandonen el coche y sigan a pie por el bosque durante cinco días.

El 22 de agosto llegaron a un camping en Otazu (Álava)

, donde encañonaron a un matrimonio al que obligaron a llevarlos en su vehículo hasta Andoain (Gipuzkoa).

Por estos hechos, el fiscal imputa a Carasatorre delitos de terrorismo, atentado, de utilización ilegítima de vehículos, de detención ilegal, tenencia de explosivos, tenencia de armas y falsificación de matrículas.

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