Alumnos de diseño idean un concepto de zapatería “rompedora”

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Jóvenes alumnos de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja (ESDIR, http://www.easd-design.com/ ) han trabajado en el diseño de una zapatería moderna, cómoda, distinta y rompedora, dentro del programa “Project Week La Rioja”, tutelado por el diseñador catalán Françesc Rifé, que ha elogiado la “seriedad” de los futuros profesionales.

Se trata de un proyecto de tienda de zapatos a la que la empresa Callaghan (http://www.callaghan.es/ ), una de las referentes en el sector riojano de calzado, asesorará desde el punto de vista técnico para conseguir un diseño final de máximo realismo.

En la Escuela de Diseño de La Rioja de Logroño los grupos de trabajo, integrados por una decena de alumnos cada uno, bullen en las mesas en torno a los ordenadores y afinan los últimos detalles de las maquetas de sus proyectos, según han explicado.

Maite Arratia se erige en portavoz de su grupo y explica su proyecto, una tienda no muy grande, diáfana, a la que se accede por una zona en la que el cliente se descalza para pasar después a otra de venta, por la que puede caminar cómodamente descalzo.

La idea que se vende -explica Arratia- es que el cliente, cuando se pruebe un zapato, camine con su futuro calzado con la misma comodidad con la que andaba descalzo, que asocie sus nuevos zapatos al mullido suelo de la tienda y que piense que va a sentir el mismo placer al caminar no importa por qué superficie.

Javier Ochoa presenta un proyecto que ha llamado “Roots Callaghan”, que define como la suma de “crecimiento más naturaleza” y que se concreta en un árbol metálico que brota del suelo de la tienda y que extiende sus ramas por todo el establecimiento.

El árbol crece y de él salen ramas que, a distintos niveles, se convierten en probadores, mostradores, mesas, baldas y mobiliario, en un proyecto moderno, inspirado en una fotografía del genial Chema Madoz (http://www.chemamadoz.com/ ), en la que una horma de zapato echa raíces y cobra vida.

Eduardo Zaballos, líder de otro equipo de diseñadores, se apercibió, al visitar una fábrica de zapatos, de la cantidad de recortes de cuero y otros elementos que se arrojaban a la basura y ese fue el germen del diseño de una tienda construida sobre la base del reciclaje y la reutilización de estos productos de desecho.

El suelo es una cómoda moqueta fabricada con recortes de cuero y las paredes están paneladas y recubiertas de tiras de cueros y elementos sobrantes de la fabricación de zapatos, una idea que combina ecología, sostenibilidad y economía.

Una alumna alemana que cursa un Erasmus en la ESDIR, Laura Görs, explica el proyecto de su equipo, realizado sobre el concepto de la huella de un zapato de cuyo contorno surgen de forma natural estanterías, unas coloristas y otras transparentes, delicadamente iluminadas sobre un suelo mullido por el que lo estético además de cómodo es andar descalzo.

El ultimo proyecto que pudimos ver en la ESDIR se basa en el sencillo cordón de los zapatos y lo presentó Víctor Alonso, cuyo idea es que el cliente se sumerja en el mundo del calzado.

Se trata de una tienda cuyas paredes están absolutamente forradas de cordones de zapatos; las paredes y el suelo y los muebles y todos los elementos habituales en una tienda de zapatos están forrados de cordones.

El diseñador industrial e interiorista catalán Françesc Rifé, que ha coordinado el curso, ha subrayado el cambio radical que ha sufrido el mundo del diseño y del interiorismo al incorporarse al mismo la tecnología digital, que ha modificado el concepto de sensaciones y espacios.

Ha subrayado el interés que le ha suscitado la curiosidad de los alumnos por las nuevas formas de vender y le ha llamado la atención la “seriedad” de estos futuros diseñadores respecto a los de otras escuelas que ha visitado.

“Se tiende a asimilar al diseñador con desorden o descontrol, es la visión que se tiene de fuera, pero en esta escuela he viso seriedad”

, ha afirmado Rifé.

También le ha llamado la atención la capacidad de discusión de los alumnos en el grupo y su tenacidad para llegar a acuerdos, que es lo importante porque, ha señalado, hacer algo individualmente es fácil, pero ponerse de acuerdo entre diez es muy difícil.

El diseñador catalán subraya que los alumnos tienen ideas, pero echa de menos en los estudiantes conocimientos basados en la cultura personal, adquirida por la preocupación individual de leer, viajar, visitar museos, cultivarse al cabo.

Porque ha visto una tipología de diseño “muy local”, ha invitado a los alumnos a que trabajen en otros campos, no solo en el diseño, porque son las interpretaciones propias del mundo las que les llevarán a “personalizar su manera de diseñar”.

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