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La crisis como oportunidad para proteger el patrimonio

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La crisis puede ser una oportunidad para proteger el patrimonio, aunque solo sea por falta de recursos económicos, según los profesionales de distintas disciplinas del patrimonio que han participado en las XVI Jornadas Internacionales de Intervención en el Patrimonio Histórico-Artístico.

Según se detalla en el documento de conclusiones, las soluciones arquitectónicas cuando los recursos económicos son limitados suelen ser más racionales, más rigurosas y más meditadas, ya que dispone de más tiempo para pensar y hacerlo con más ingenio para solventar la falta de medios.

Todos los participantes en las Jornadas, celebradas durante este fin de semana en Logroño, también han concluido en que el tiempo pondrá en su sitio a los megaproyectos, que han “bombardeado” tantos lugares y ciudades, y que han convertido a la arquitectura en un circo y a los edificios en esculturas.

La posibilidad de derribar o no un edificio no debe evaluarse sólo por su interés patrimonial, según los expertos, que también han convenido en que la economía de recursos y el respeto a la continuidad de la historia deben pesar, “y mucho”, en la toma de decisiones, añade el documento.

Los profesionales también creen que hay vestigios intangibles y también los hay que no lo son y que la arqueología, “ejercida con sensatez”, es un valor añadido en las intervenciones sobre el patrimonio.

Sin embargo, opinan que si la arquitectura es ejercida de una manera “talibán” no favorece al vestigio ni facilita su conocimiento por parte de la sociedad.

Creen, además, que retrasar una obra, o despilfarrar en ella en busca de lo que no hay, o exigir para la exhibición de las piezas condiciones que éstas no han necesitado para llegar hasta la actualidad, puede convertir la arqueología en “un lastre” para el proyecto y para la vida del edificio.

Otra de las conclusiones indica que los políticos y la administración, principal promotora de obras de intervención, debieran consultar con expertos externos los posibles usos para los que se puede adaptar un edificio antes de convocar el concurso de ideas con un programa de necesidades.

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