Cuarta huelga general en Grecia, que debate su plan de ajuste

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Papandreu debería respirar tranquilo. No en vano sus 155 diputados, sobre 300 de la Cámara Baja griega, le aseguran la mayoría absoluta para aprobar un nuevo plan de ajuste, la llave para que la UE abra el grifo del quinto tramo de la primera ayuda que necesita el país heleno: 12.000 millones de euros. Pero, el primer ministro griego tiene que enfrentarse a cuatro diputados socialistas, que han decidido votar en contra de su propio grupo. Argumentan que entienden la necesidad de aprobar un paquete de reformas a los que anunciados y aplicados desde hace un año, pero no comparten que la salida de la crisis para por el despido masivo de funcionarios, nada menos que 150.000 empleados del sector público que van a quedarse en la calle.

Y, precisamente, la calle es la protagonista una vez más en Grecia. Atenas no es la única ciudad que hoy se manifiesta. Lo harán el resto de ciudades, grandes y pequeñas. En definitiva, dos semanas después del tercero parón generalizado, Grecia se detiene. No funcionan ni prestan servicio los transportes públicos, tampoco el resto de servicios básicos, excepto en casos de urgencia, como hospitales o farmacia. El Movimiento 15-M de Grecia se suma a la oleada de protesta masiva contra los planes, no ya del Gobierno de Papandreu, sino impuestos por la UE y, especialmente, por Alemania y Francia. En todo caso, los griegos han desobedecido las peticiones de su primer ministro que pidió en su último discurso a la nación “un sacrificio” para conseguir que el país“ se ponga en pie”. Y, literalmente, es así. Grecia se paraliza pero es consciente de que tienen tres días para salir del atolladero o, al menos, del primero de ellos. Después vendrían las condiciones del segundo rescate griego, al que según las últimas encuestas se opone una amplia mayoría de alemanes, que además ha caído en el euroescepticismo.

De puertas adentro a Papandreu no le queda más que un diputado clave, que tampoco ha decidido el sentido de su voto. Si decide no votar con el resto de socialistas, estos quedarían en empate con el resto de la Cámara y, en consecuencia, las reformas no podrían aplicarse y no llegaría la ayuda de la UE. El primer ministro griego se ha afanado en las últimas horas en convencer a los diputados díscolos y atraerles hacia el voto colectivo socialista.

Mientras, en la calle pasará más de lo mismo. Las escenas de las otras tres huelgas generales se van a repetir. Los dos principales sindicatos griegos, Confederación General de los Trabajadores de Grecia (GSEE, sector privado) y Adedy (funcionarios) han conseguido una movilización masiva, que va a durar 48 horas y que va a dejar el país sin operatividad. Habrá disturbios muy focalizados con las fuerzas de seguridad, que intentarán controlar la marea de miles de griegos que terminarán en la simbólica plaza ateniense de Sintagma para hacer oir sus voces frente al parlamento. Con total seguridad, el 15-M también saldrá con el resto del pueblo heleno a las calles, mientras que la movilización del sindicato comunista decidirá una marcha alternativa para canalizar su protesta.

De este modo, por tanto, se estrena el nuevo ministro de Finanzas, Evánguelos Venizelos, hasta hace dos semanas titular de Defensa. La nueva persona de confianza de Papandreu se ha dedicado a explicar los puntos claves de su plan de austeridad sin mucho éxito: subidas de impuestos, aumento de la presión fiscal, privatizaciones tan importantes como la de las gestiones del Pireo y Salónica, recortes drásticos en el sector público y aumento del IVA. Es el plan 2012-2015 para salvaguardar Grecia y que este martes se da cita en el parlamento.

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