La actividad humana amenaza la vida en los océanos

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Los océanos del mundo corren el riesgo de entrar en una fase de extinción de especies marinas sin precedentes en la historia de la humanidad, solo comparable a la hecatombe que hace 55 millones de años provocó la desaparición del 50 por ciento de los peces de aguas profundas.

Esto es el resultado de un estudio de expertos internacionales presentado el pasado lunes en la red y que será expuesto hoy frente a la asamblea de la ONU en el marco de la reunión anual del proceso de consulta sobre el estado de los mares y de los océanos (UNICPOLOS, por sus siglas en inglés)

El estudio sostiene que “existen sólidas pruebas científicas” de que en los océanos se están dando las mismas condiciones presentes “en todas las extinciones en masa a lo largo de la historia de la Tierra”, cinco en los últimos 600 millones de años.

El informe identifica niveles de asimilación de carbono mayores ahora que durante la última extinción en masa de especies marinas (hace 55 millones de años) y recuerdan que un único incidente de decoloración de corales, en 1998, causó la muerte del 16 por ciento de los arrecifes de coral en los trópicos de todo el mundo.

El resumen del estudio, en el que participaron hasta 27 investigadores especializados en el medio marino, identifica la sobreexplotación, la contaminación, el calentamiento de las aguas, su acidificación y la falta de oxígeno, en algunos casos hasta su total desaparición (anoxia), como los factores que anuncian la catástrofe.

La información también denuncia la presencia de sustancias ignífugas y almizcles sintéticos asociados a los detergentes que se acoplan a las partículas plásticas que ya se conoce ingiere la fauna marina, introduciéndolas en la cadena trófica humana.

Estos residuos hacen de transporte artificial para las colonias de algas que proliferan peligrosamente, también por el exceso de CO2, asfixiando zonas enteras de los mares, conocidas ya como “zonas muertas”, en las que se interrumpe el ciclo de vida natural.

El aumento del nivel del mar, el deshielo de las capas polares antárticas y de Groenlandia, la liberación de metano del subsuelo marino influyen ya en la redistribución y abundancia de las especies marinas hasta el punto que, de evolucionar como hasta ahora, el mar ya no será la fuente de riquezas de la que se nutre la especie humana.

Los cambios de corrientes y las temperaturas de las aguas perturban además las redes marinas de alimentación que favorecen la proliferación de plancton y organismos gelatinosos de poco valor nutritivo.

Medidas para salvar los océanos

Entre las recomendaciones, el documento propone la adopción “urgente” y supranacional de mejores medidas de gobernanza de las zonas de alta mar, la mayor masa oceánica del planeta “en gran medida desprotegida”.

Y aunque se reconoce que se cuenta ya con la tecnología para dar solución a los problemas identificados, “los valores vigentes en la sociedad actual impiden que se afronten con eficacia”.

Hay que detener de forma inmediata la emisión de CO2, evitar la sobrepesca, crear áreas protegidas, detener la contaminación marina, vigilar cables submarinos y conductos de gas y petróleo, los vertidos de aguas servidas y adoptar el “principio de prevención”.

Además del Programa Internacional sobre el Estado de los Océanos (IPSO), en la elaboración del estudio participa la WCPA (World Comission on Protected Areas) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), ambas redes mundiales con cerca de 2.500 organismos miembros, gubernamentales y no gubernamentales y presencia en 140 países.

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