A las nueve de la mañana arranca la segunda sesión de debate parlamentario de la semana, con una sesión de control que ayer tuvo que aplazarse por lo extraordinario de la jornada. Después de que el movimiento 15-M se desmarcara de los violentos, ninguna actividad de protesta está convocada para la jornada de este jueves en el Parlament, pero la alerta sigue en el recinto de la cámara.
Tras la línea roja
Durante la jornada del miércoles, el Parlament vivió un auténtico asedio por parte de los indignados. Tras los actos el presidente de la Generalitat fue rotundo con lo que estaba sucediendo y se lavó las manos ante la opinión pública al anunciar una posible y justificada carga policial para controlar al movmiento.
El objetivo de los 'indignados' era frenar el Parlament el día en el que el pleno debatía el envase de los recortes, los presupuestos de la Generalitat, que han pasado pese a todo su primer trámite parlamentario.
El otro balance, el de las cifras de unos y otros, hablan de más de 30 heridos por parte de los manifestantes y 14 por parte de los Mossos d'Esquadra. A estos números se les suman los seis detenidos y la participación en el dispositivo policial de 550 agentes, según la policía autonómica.
Rechazo unánime
Los grupos parlamentarios, en bloque, rechazaban la "violencia" y la "coarción" de los manifestantes durante la jornada de eayer. Éstos han respondido "lamentando y condenando los minoritarios actos violentos que se han producido" y recordando que la mayoría de los concentrados se han comportado de forma pacífica.
Además, han cuestionado la "estrategia manifiestamente violenta que han ejercido algunas unidades policiales" y han denunciado en internet y en su comunicado oficial la existencia de policías infiltrados que "han originado incidentes", según dicho comunicado.
Algunos diputados de la oposición, aunque por razones bien distintas, también han dudado el dispositivo policial liderado por Felip Puig.
Una jornada intensa
Durante la tarde del miércoles los manifestantes mantuvieron el cerco, y se dirigieron a la plaza de Sant Jaume, sede del Palau de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. En paralelo, los Mossos d'Esquadra cargaban contra un grupo concentrado en el acceso del Zoo de Barcelona, situado en la calle Wellington, donde se produjeron las primeras detenciones.
En Sant Jaume, enclave simbólica, los 'indignados' mantuvieron una sentada pacífica y simbólica, para luego regresar a la zona del Parlament. Era entonces cuando los diputados, la mayoría a pie, abandonaban el recinto una vez finalizado el pleno. Tanto Artur Mas como la mayoría de su equipo salieron en coches custodiados por policías.