Mar Mediterráneo, mar contaminado

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Bajo el lema “Los océanos reverdecen nuestro futuro” se celebra esta jornada del Día Mundial de los Océanos, en la que el Mar Mediterráneo además de ser el mar interior más grande del mundo, también es el que ostenta la tasa más elevada de contaminación, sobre todo de los hidrocarburos de las industrias químicas que se asoman a su costa. En concreto, la cantidad anual que recibe de toneladas y residuos oleosos es de 400.000 y 500.000. Una denuncia que eleva el actual directo de Oceana Europa, Ricardo Aguilar, quien también señala que la sentencia de muerte dictada casi siempre para el Mediterráneo “no deja de tener vigor”.

A pesar del alto grado de contaminación de sus aguas, el Mediterráneo alberga un auténtico tesoro ecológico. De hecho, lo es en sí mismo. El mar al que se asomaron en su día las culturas helena y romana, posee entre un 6% y un 12% de las especies marinas del planetas. Por ellas merece la pena luchar y pensar en la posible recuperación y preservación de las aguas más deterioradas, ya que el Mediterráneo aún no se halla en fase terminal, aseguran desde Oceana Europa. Nuestro mar contiene unos niveles de hidrocarburos que, en aguas disueltas, asciende a cinco gramos por litro y, a veces, hasta diez en áreas de alta contaminación.

No hablamos sólo de hidrocarburos, que cuando se disuelven con el agua salada no se ven, sino también de otros contaminentes que rompen el azul infinito de sus costas: basuras flotantes, que pueden ser desde bolsas de plástico hasta botellas, como puntos negros de la contaminación y que, en algunos casos, llegan a formar al antojo de las mareas verdaderas islas flotantes de basura y residuos. Es la zona del Estrecho de Gibraltar, el punto en el cual el Atlántico alimenta al Mediterráneo, el punto en el que se acumula un mayor índice de basura flotante.

Ya sea una u otra, la contaminación impacta directamente en la vida de la fauna y flora mediterránea amenazando la supervivencia de especies como la tortuga. Del muestreo de éstas, un 20% albergaba restos de la contaminación que ensucia el Mediterráneo. Hay más efectos de este impacto en, por ejemplo, la disminuación de la defensa de la fauna, mortandad masiva de especies, formación de otras estériles o perturbaciones sexuales.

Contaminar el Mediterráneo no es sino acabar con un habitat del que España forma parte directa y del que depende en una relación de cohabitación directa. Desde Oceana Europa se señala la necesidad de limpiar y cuidar el Mediterráneo de los contaminantes mencionados, puesto que otros factores como el cambio climático están afectando “muchísimo” a “un enfermo silencioso que no se ha quejado”, pero que da síntomas de empezar a ser irreversible. Su temperatura, por ejemplo, este mes de mayo pasado se hallaba en algunos puntos de la costa española hasta cuatro y cinco grados por encima de su valor medio para estas fechas. Gracias a unos efectos que son visibles y palpables, se traducen los lamentos del Mediterráneo en fenómenos como la acidificación de sus organismos marinos, cambios en las corrientes y, en consecuencia, su impacto en el patrón climático, así como la mortandad masiva de especies.

Destacan en Oceana que esta jornada ha de ser una “ventana abierta” para concienciar a la opinión pública de que la muerte de un mar se produce de forma lenta y apenas visible, excepto a largo plazo. Es un efecto dominó que, como los contaminantes, se diluye y dispersa y va pasando de una a otra especie a través de la cadena alimentaria hasta que un día se percibe en la muerte de los más grandes: los tiburones blancos, martillo o tigre.

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