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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Pedro Passos Coelho, vencedor en las legislativas portuguesas

Rioja2

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Podría crearse la imagen de un espejo, salvando las distancias entre ambos países, pero la debacle socialista en Portugal es similar a la que hace dos semanas sufrieron los españoles en las municipales y autonómicas, sólo que en el país luso las elecciones eran generales, es decir, legislativas, y que se convocaron anticipadamente.

El escenario electoral invitaba al desánimo y al descrédito en la política. Y así ha sido en una jornada marcada por el buen tiempo y por las ganas de acudir a la playa que ha elevado la abstención hasta el 41% de los portugueses que no se acercó a votar. Las urnas han arrojado un resultado demoledor para el PS de José Sócrates, primer ministro saliente. Es el peor en veinte años frente a un reestructurado Partido Social Demócrata con un poco experimentado Pedro Passos Coelho, que a sus 46 años y sin experiencia previa en cargos de gobierno tendrá la tarea, ardua tarea, de sacar a Portugal de la crisis financiera y económica.

No obtiene mayoría absoluta. Se queda con 105 diputados pero consolidará su peso y el giro a la derecha con el apoyo de su socio natural de gobierno el CDS, que ha obtenido el mejor resultado de su historia, un 11,7% de los votos. El Partido Socialista de José Sócrates paga los platos rotos de la crisis y se hunde. Lo reconocióo en rueda de prensa el primer ministro en funciones, que anunciaba su dimisión y abría la puerta a un nuevo ciclo en el partido. A costa de la caída socialista, que se queda con el 28% de los votos, aumenta la representación por su izquierda por parte de la coalición de comunistas y verdes, con el 7,9%, 15 escaños-, y Bloco de Esquerda, con el 5,2%, que estarán representados por siete diputados.

El gobierno saliente de las urnas, por un lado, pone fin al dominio socialista que comenzó con mayoría absoluta en 2005 y renovada, con mayoría simple, hace dos años, y por otro lado tendrá que negociar el próximo 15 de junio la devolución de una deuda financier de 4.900 millones de euros. Los portugueses miran con impaciencia a los griegos, porque les espera un porvenir similar: la petición (ya concedida) de ayuda exterior para no caer en la bancarrota y el seguimiento de un enorme paquete de medidas de austeridad, que implicará subidas de impuestos y flexibilización del mercado laboral.

Portugal afronta, así, con un giro a la derecha una nueva etapa de reajuste en la que Sócrates ha reconocido “plenamente” la derrota electoral como propia tras su dimisión el pasado mes de abril y la convocatoria anticipada de elecciones al no salir adelante su paquete de medidas para sacar a Portugal del atolladero. Acto seguido, como advirtió, vino la petición del rescate por valor de 78.000 millones de euros y una campaña electoral marcada por el empobrecimiento de los portugueses y la expansión del 15-M hasta el vecino país luso.

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