Artículos reciclados para combatir la pobreza en Camboya

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En Camboya , recoger bolsas de plástico se ha convertido en una acción social con doble finalidad. Por un lado, con el material acumulado se fabrican artículos de moda como bolsos, sombreros y otros accesorios para solventar la pobreza y por otro lado, colaboran en la limpieza de basura de su comunidad para reducir la contaminación .

Esta acción social se lleva a cabo en Chamcar Bei, una localidad de unos 4.000 habitantes que está situada en la provincia costera de Kep. Esta población, una de las últimas del antiguo régimen del Jemer Rojo hasta los años noventa, ha atravesado décadas viviendo bajo el umbral de la pobreza siendo el arroz y la ganadería las únicas explotaciones económicas.

Sin embargo, cuando llegó a la localidad la ONG británica Funky Junk en 2008, surgió una nueva forma de ganarse la vida ya que emprendió una iniciativa que consistía en pagar a los vecinos por recoger las bolsas de plástico que se apilaban en cada esquina, principal problema de contaminación.

Ahora los residentes guardan celosamente sus bolsas de plástico en canastos hasta que tienen suficientes para vender y queman el resto de desperdicios, aunque algunos aún se esconden en rincones.

La ONG británica es el principal comprador del género, adquiere al mes unos 160 kilos de bolsas de plástico. Por otro lado, la fabricación de estos artículos de moda exige un número elevado de acumulación de la materia prima, que el pueblo de Chamcar Bei es incapaz de recaudar, por ello, la limpieza se ha extendido a las localidades cercanas como a la capital provincial, Kep, o a la más lejana y turística Sihanoukville.

El proceso a seguir es el siguiente: una vez recolectadas, las bolsas son lavadas y cortadas en tiras, después son tejidas en tiras para más tarde, en un pequeño taller, son tejidas, de esta última labor se encargan una decena de costureras del pueblo. El resultado final son gorros, bolsos y otros artículos de moda a los que se les suman canastos de diferentes tamaños y coloridos diseños. Estos productos se venden y distribuyen en diferentes lugares turísticos o a través de internet.

Este negocio ha ayudado a muchos vecinos de la comunidad a solventar sus problemas económicos, además de aprender un nuevo oficio, como el de tejedora, ya que muchas mujeres se han entrenado para trabajar en los talleres para poder tener una mayor estabilidad monetaria.

Los ciudadanos de las zonas que se dedican a este pequeño comercio trabajan cinco días a la semana y su renta está entre unos 60 y 70 dólares mensuales, lo que les permite comprar carne y pescado varias veces por semana. Esto se contrapone a las pequeñas cantidades que ganaban con el escaso arroz que recolectaban cada año, que apenas podía abastecer de comida a los numerosos miembros de las familias que habitan las ciudades de Camboya.

Por otro lado, todos los habitantes están más satisfechos de tener una ciudad limpia, aunque con la venta del reciclaje recaudado, son muchos los que se han animado a la tarea de colaborar en la recogida del plástico y otros desperdicios.

Según un reciente estudio del Ministerio de Medio Ambiente , apenas un 1,5 por ciento de los camboyanos cree que es necesario mantener las comunidades limpias para luchar contra el impacto del cambio climático.

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