El PSOE apuntala a Zapatero en el Congreso

Rioja2

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No pintan buenos tiempos para los socialistas ni un final sosegado para Zapatero. La derrota electoral del 22 de mayo ha desencadenado una reacción airada de algunos barones tras la propuesta de Patxi López de convocar un congreso extraordinario en el que se dirima la elección de un líder. Las primarias quedarían relegadas a un segundo plano, y quien sabe si aparcadas sine die, puesto que como ocurrió con Zapatero en 2000, el nuevo secretario o la nueva secretaria general podría contar con el respaldo suficiente para convertirse en candidato o candidata a las legislativas de 2012.

Pero, Zapatero tuvo que lidiar el miércoles a la salida del hemiciclo con las preguntas de la prensa en torno a la reacción inesperada de López, a lo que el presidente respondió que había mantenido una conversación con el Lehendakari en la que le instó a mantener el orden y respetar los tiempos que el partido impone desde Ferraz y si tocan primarias, tocan primarias y no un congreso extraordinario, de modo que la Ejecutiva reunida en el Comité Federal de este sábado no abordará este punto.

La fórmula López quedaba marginada, mientras en el Congreso se respaldaba a Zapatero para evitar dar una imagen de partido roto. Una de quienes mostraron su apoyo sin fisuras fue la ministra de Sanidad, Leyre Pajín, que fue contundente asegurando que los problemas internos, en casa quedan y ahora lo que toca es dar un paso al frente y elegir a la persona que suceda a Zapatero. A continuación, la ministra de Defensa, una de las que más se opuso al plan López, descartó también que fuera un buen momento para imponer un congreso extraordinario y elegir nuevo líder. Carme Chacon ya expresó su profundo malestar al presidente Zapatero el martes por la tarde tras hacerse públicas las declaraciones de López, puesto que de llegar a buen fin irían en contra del interés personal de la ministra de Defensa de presentar su candidatura.

José Blanco no se pronunció, pero convocó a los barones este viernes para frenar la rebelión poselectoral y limar “asperezas”

. Los secretarios generales, por tanto, acudirán este viernes a Ferraz a dirimir problemas y aunar posiciones de cara al Comité Federal del sábado. La convocatoria de Blanco buscaba precisamente eso: allanar el camino lo máximo posible para el cónclave del sábado del que habrá de salir un consenso de fechas, personas y hoja de ruta para que los socialistas impulsen una nueva etapa.

El presidente del Congreso, José Bono, también salió en defensa del presidente del Gobierno y de los tiempos y pasos marcados por Moncloa para la sucesión. Bono hizo alusión al intento de no volverse “neuróticos” con las opciones para suceder al presidente del Gobierno y sintonizó con la ministra Pajín en aquello de que los “asuntos internos” se resuelven en casa y con “la mayor rapidez”.

La ministra Trinidad Jiménez o el ex secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, niegan la necesidad de un congreso extraordinario porque supondría una especie de “moción de censura” en casa.

Frente al respaldo en la Cámara Baja, muchos de los líderes regionales se alinearon con López, cuya mano derecha, Rodolfo Ares asumía en rueda de prensa la orden de callar y acatar dictada por Zapatero, que a pesar de todo aún es el líder del PSOE. Desde la federación valenciana vieron con buenos ojos la propuesta de López. De forma velada, el presidente extremeño en funciones, Guillermo Fernández Vara expresó que comprendía a López y que “tan democrático es un congreso como unas primarias”.

A pesar de la presión regional, Zapatero cuenta con el apoyo de la mayor federación del PSOE, la andaluza, que se ha mostrado favorable a la hoja de ruta impuesta por Moncloa.

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