Strauss-Kahn, aislado y bajo vigilancia en una cárcel de NYC

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Dominique Strauss-Kahn permanece aislado en su celda de doce metros en una peligrosa prisión de la ciudad de Nueva York, mientras sus abogados trabajan contrarreloj para presentar una coartada que le salve de la situación a la que se enfrenta el viernes: un juicio por supuesto abuso sexual más otra suma de denuncias en la misma dirección.

Lo que se juzgará en la ciudad de los rascacielos el viernes será lo que sucedió este domingo pasado en su habitación de un lujoso hotel neoyorquino, en el que según la víctima, una camarera africana de poco más de 30 años, el director gerente del FMI se abalanzó y abusó de ella. Acto seguido, la empleada habría podido huir de la habitación para denunciar los hechos. El economista francés, según la reconstrucción oficial de los hechos, se habría marchado precipitadamente del hotel rumbo al aeropuerto internacional JFK, donde a punto estuvo de salir en vuelo rumbo a París, a donde debía haber llegado para después dirigirse a Bruselas. Pero, las autoridades estadounidenses lo detuvieron en su asiento de Business Class ante la perplejidad de los pasajeros, muchos de ellos compatriotas franceses que lo reconocieron antes de despegar el avión de Air France.

DSK fue detenido y trasladado a declarar. Tras su declaración se dictó orden de prisión, previa rueda de reconocimiento de la víctima que dio positivo. Desde entonces, el director gerente del FMI se halla en la cuerda floja mientras sus abogados intentan salvar el escollo ante una sospecha que no es nueva en el curriculum no profesional del político socialista francés.

Strauss- Kahn permanece en una celda de apenas doce metros en un cárcel de alta peligrosidad. Está aislado del resto de presos y ha entregado su pasaporte a las autoridades. Según fuentes de la prisión, el director del FMI estaría dispuesto a llevar consigo un dispositivo de control electrónico para asegurarse (las autoridades) que no sale del país y huye de la justicia, algo que su defensa también le ha aconsejado, puesto que Francia y EEUU no tienen firmado convenio alguno de extradición y podría tener graves consecuencias para DSK.

Él, por su parte, se ha declarado abatido y, por supuesto, inocente de los delitos de agresión sexual e intento de violación. Hasta que demuestre que lo es permanecerá en la prisión de Rikers, en la isla del río East, NYC. Eso será el viernes, día de la via con la justicia estadounidense frente a la que presentará la coartada de una comida privada que mantenía a la hora que la agredida aseguró ser víctima del intento de abuso del dirigente del Fondo Monetario Internacional. Entretanto, los investigadores han tomado todo tipo de muestra de la habitación 2806 en la que sucedieron, supuestamente, los hechos. Además, las cámaras de seguridad del hotel aportarán nuevos datos sobre, por ejemplo, las horas de entrada y salida de DSK.

En apenas 24 horas ha pasado de un suite de gran lujo a una celda de 12 metros, rodeado de 14.000 reclusos. Sin embargo, el director gerente del FMI permanece en un edificio especial y no en una de las habitaciones comunes que suelen compartir estos presos. No tiene acceso con el exterior ni por Internet ni vía telefónica. Se somete a los horarios impuestos en la prisión neoyorquina y se le vigila extremadamente por si existiera el riesgo de suicidio. Se desconoce cuál es el estado de salud del que iba a postularse en las primarias socialistas a la presidencia francesa, porque es “información confidencial” de la cárcel de Rikers Island. Uno de sus portavoces subraya que “el historial médico de los reclusos es confidencial, pero el Departamento Penitenciario de Nueva York sigue siempre los mismos protocolos de protección y seguridad hacia cualquier recluso al que se detecta el riesgo de que se haga daño a sí mismo o a los demás”.

Por motivos de seguridad, ha recibido incluso “ropa penitenciaria especial y se le ha despojado de los cordones de los zapatos para evitar cualquier riesgo”.

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