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Recta final de la campaña

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La campaña electoral que termina este viernes 20 de mayo pasará a la historia como una de las más anodinas en la que cada principal partido de los grandes, PSOE y PP, que concurren a la cita se ha dedicado más que a ofrecer propuestas a los ciudadanos a una especie de dejarse llevar por el curso de los acontecimientos.

Es cierto que el terremoto de Lorca del pasado miércoles 11 de mayo fracturó la campaña y la dejó en el aire hasta entrado el fin de semana, excepto en la Región de Murcia, donde es posible que ni siquiera se retome. Por otro lado, el Partido Popular ha centrado la campaña en el juego de no mostrar a su líder más que lo justo y con un discurso exactamente medido para el tiempo que dure su intervención y apto para todos los públicos. La campaña del 22M nos está dejando a un Mariano Rajoy edulcorado y con un discurso para todos y que varía según donde viaje sin entrar en los temas que al PP que puedan restarle votos y complicar su victoria si se pasan de frenada como ya les sucedió en las Autonómicas y Municipales de 2007 y en las Generales de 2008. Nada de Bildu y nada en exceso de la crisis económica, excepto golpear una y otra vez a Zapatero a pesar de su anuncio de retirada. Para el PP, así lo ha planteado en esta campaña, sus candidatos son las apuestas y propuestas de un desastre económico y esta idea está calando entre el electorado no votante del PP y, sobre todo, entre los votantes socialistas desencantados y azuzados por el paro y la crisis.

Mientras, Rajoy se refugia en el guión y no ofrece ruedas de prensa para evitar meteduras de pata o situaciones comprometidas. El trabajo “sucio”, como viene siendo norma en la calle Génova, se lo hacen el resto de dirigentes, aunque incluso a veces contraríen las opiniones del propio líder popular. Esto es que, los de segunda fila pero muy visibles como el ex presidente Aznar o la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, o el secretario de comunicación, Esteban González Pons, e incluso la flamante aspirante a presidir Castilla La Mancha, María Dolores de Cospedal son quienes atizan al gobierno y le responden en sus mítines dejándose la piel.

Según los sondeos publicados en pleno ecuador de la campaña, el domingo 15 de abril, el PP ha mejorado incluso sus expectativas, es decir, se afianza en aquellos feudos socialistas, ya sean locales o autonómicos donde las primeras encuestas vaticinaban vuelcos. Mucho tendrían que cambiar las cosas en esta última semana de campaña electoral para que Castilla La Mancha, por ejemplo, no cambie de color político. La madre de todas las batallas se libra en esta comunidad autónoma y aquí también puede comenzar el camino del PP a la Moncloa en 2012. Las encuestas respaldan la táctica del PP, que ampliaría su mayoría absoluta en Sevilla, por encima de lo que ya le daban los sondeos, pero también tiene en su mano gobernar en Baleares y aumentar representación en parlamentos autonómicos en los que es abrumadora la presencia de diputados populares. Es el caso de La Rioja, Castilla y León o de Murcia y, muy especialmente, de dos comunidades autónomas con un peso trascendental en las citas electorales: Comunidad Valenciana y Madrid.

Así las cosas, el PSOE no despega. Zapatero consiguió su primer lleno total en Valencia, pero ha pinchado en el resto de plazas. Como Rajoy lo hizo en Zaragoza. La presencia de otros líderes socialistas es notoria frente al paso silencioso del presidente del Gobierno que, sin embargo, allí donde hace acto de presencia se le ha visto más mitinero que nunca desde que tomó las riendas del PSOE en el año 2000. Zapatero se desgañita estos días no negando la crisis y sus efectos sino ofreciendo a los socialistas como la única alternativa para que no haya más recortes sociales y más medidas drásticas, que de haberlas (que las habrá) supondrá un nuevo golpe al concepto del Estado del Bienestar. El PP se escuda en que con ellos en el poder, allá donde gobiernen el próximo lunes, no habrá recortes, pero lo cierto es que sí los habrá, porque además la vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha sacado la tijera para recortar otros 2.000 millones de euros y volver a repasar y hacer cuentas.

El electorado es inmune al mensaje socialista venga de quien venga. Ni Rubalcaba, ni Chacón ni Blanco consiguen despertar a un 10% de ese electorado socialista que no les va a votar el 22 de mayo, tal y como indican las encuestas. Y, de nuevo, no hay propuestas para solventar el agujero económico municipal, no hay apuestas por la sanidad ni por la educación. El PSOE ha optado por lanzar sus mensajes de campaña como el salvaguarda frente al miedo que despierta el PP, una consigna que dada la gravedad de la actual crisis económica parece que no cala en el electorado de izquierdas y anima aún más al sector de los votantes conservadores a infringir una derrota importante al PSOE el próximo domingo.

Quedan pocos días de campaña y, aunque en política hasta el rabo todo es toro y una semana es una eternidad de idas y venidas, todo parece indicar que el 22 de mayo se cierra un ciclo.

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