Lissavetzky debuta ante un Gallardón seguro de su victoria en Madrid

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Los tres aspirantes a la Alcaldía de la capital fueron previsibles en sus argumentos, aunque intercambiaron más temas, propuestas y algún ataque entre ellos en un formato distinto al que ofreció Telemadrid en el día de antes con los aspirantes a presidir la Comunidad de Madrid.

Se estrenaba, al igual que Tomás Gómez el domingo, el ex secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky y eso se hizo notar en su primera intervención. El socialista a punto estuvo de quedarse en blanco. Nervioso miraba de reojo fuera de cámara y repasaba mentalmente con silencios durante su intervención qué era lo que tocaba o no tocaba decir. Dudo de cifras y datos porque el guion lo llevaba estudiado frente a un Alberto Ruiz-Gallardón acostumbrado a las victorias cómodas, fáciles y abultadas, como la de 2003, la de 2007 y, muy probablemente, la de la semana que viene.

El candidato de IU, Ángel Pérez, fue el más solvente de los tres. Armó sus argumentos y rebatió a Gallardón lo bueno y lo malo de sus propuestas y de las promesas cumplidas, como su proyecto de Madrid Río cifrado en más de 900 millones de euros, que ha elevado sustancialmente la deuda de la capital frente a la inversión mínima en otros barrios y distritos, especialmente los situados al sur de Madrid. Gallardón tiró de datos de población y de centros educativos y culturales para contrarrestar los argumentos de Pérez, que le respondió haciendo una comparativa del número total de habitantes en zonas como Villa de Vallecas. IU centró sus propuestas en los barrios y en el día a día de los madrileños.

Frente a un Pérez que no vende fácil su hipotético apoyo al candidato socialista, éste presentó algunas de las medidas que ya se sabían porque había venido anunciándolas días atrás, entre ellas la revisión del “catastrazo”, la supresión de la tasa de recogida de basuras o el traslado de la sede del Ayuntamiento de Cibeles a su lugar de origen, la emblemática Plaza de la Villa.

Gallardón, siguiendo las consignas de su partido, PP, echaba balones fuera y apuntaba a Moncloa como culpable de todos los males endémicos de la capital, como es el del Medio Ambiente, área en la que curiosamente no salió a relucir el nombre de Ana Botella, esposa de José María Aznar, y primera teniente de Alcalde además de responsable directa de este departamento. Socialista y popular se enzarzaron en la polémica del traslado de los medidores a aquellas zonas con una contaminación más baja. Gallardón presentó una carta de Medio Ambiente, firmada por Elena Espinosa, ex ministra del ramo, frente a un Lissavetzky que le sorprendió con otra tabla sorteando el golpe del Alcalde.

Hubo rifirrafe en torno a la presión fiscal que sufre Madrid de nuevo a cuenta de Moncloa y del elevado endeudamiento de los madrileños. Finalmente, los tres candidatos se dirigieron a los votantes, sus votantes y tan solo se desmarcó Gallardón quien tendió la mano a Pérez y Lissavetzky para recordarles que les “necesita” en la próxima legislatura para trabajar juntos. Su promesa: “crear 150.000 puestos de empleo”.

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