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Japón aprueba el presupuesto para reconstruir el país

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Cuatro billones de yenes es la cifra astronómica, que traducia en euros son poco más de 33 millones, calculada por las autoridades japonesas para volver a poner en pie al país del sol naciente. El terremoto del 11 de marzo y el tsunami desatado posteriormente van a anclar la economía nipona y el crecimiento del país durante una década.

Ahora bien, si reconstruir el país supondrá un trabajo de diez años , el desembolso que tendrán que hacer los japoneses representa el mayor esfuerzo público hecho en seis décadas, o lo que viene a ser lo mismo, el mayor gasto jamás realizado en Japón para afrontar una tragedia desde la II Guerra Mundial. La factura estimada por este desastre natural, el más costoso en la reciente historia japonesa, asciende a 300.000 millones de dólares a lo que habrá que sumar paquetes de ayudas y otros desembolsos, que por ahora no son posibles de calcular pero que serán partidas destinadas a damnificados y otros imprevistos que puedan ir surgiendo.

Desglosando los cuatro billones de yenes, un millón de ellos se destinarán a levantar las infraestructuras dañadas. Se incluye en esta partida la ayuda externa al desarrollo y los beneficios fiscales que muchas famillias necesitarán para salir a flote porque las que no han perdido todo, incluso la posibilidad de retomar su vida laboral en sus ciudades, se han visto obligadas a desplazarse por la crisis familiar. Es el caso de la prefectura de Fukushima, próxima a Tokio.

Pero no va a ser tan fácil alcanzar un consenso en Japón para aprobar todas las ayudas porque la deuda pública del país, su talón de Aquiles, duplica el PIB nipón con lo que pone en serio riesgo la estabilidad del país, que vive en una eterna recesión económica. Dificultades aparte, el Partido Democrático de Naoto Kan necesita el apoyo de la oposición, que no está por la labor, ya que carece de la mayoría necesaria para legislar sin alianzas en la Cámara Alta japonesa, lo que podría supones un bloqueo a la aprobación de los presupuestos. En definitiva, sumar a la crisis económica, la política, un hecho que por otro lado es habitual en el día a día de Japón.

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