El último juicio de los GAL vuelve a la Audiencia Nacional

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Era el jefe de la Brigada de Información de Bilbao, Miguel Ángel Planchuelo. Ahora con 70 años acude a la Audiencia Nacional para ser juzgado, enfrentándose a una posible pena de 114 años de cárcel. En su declaración ha asegurado que el Gobierno autorizó el secuestro de Segundo Marey en 1983, acción por la que el Tribunal Supremo ya lo condenó en 1989 a nueve años y medio de prisión.

Planchuelo ha repetido que el secuestro de Segundo Marey fue la única acción en la que participó y ha negado su relación con los bares “Batxoki” y “Consolarion” del sur de Francia, que supuestamente frecuentaban los etarras. En dichas acciones resultaron heridas distintas personas.

Planchuelo ha explicado también cuál era la situación que se vivía en aquel momento en el País Vasco, cuando prácticamente a diario moría una persona, víctima de la violencia terrorista. En este sentido ha justificado su participación en el secuestro porque aquello (por la situación creada por ETA) “era un caos, un muerto hoy y otro mañana. El Gobierno autorizó que se podía hacer un secuestro”.

Sin embargo, Planchuelo se ha negado a responder a las preguntas de Acción Popular contra los GAL, aunque sí ha respondido al fiscal, Pedro Rubira. El ex jefe de la Brigada de Información de Bilbao ha negado participar en aquellos atentados del sur de Francia, de los que tuvo conocimiento “a través de la prensa. E igualmente ha negado conocer a los mercenarios portugueses que contactaron presuntamente con José Amedo y Michel Domínguez, subordinados suyos. El Ministerio Público considera que tampoco fue responsable de estos hechos. Sin embargo sí ha reconocido que ambos agentes viajaron a Portugal porque iban a ”entrevistarse con un informador que les hablaría de una venta de armas a ETA“.

La acusación popular considera que los dos ex policías contactaron con los mercenarios portugueses Paolo Figueiredo Fontes, Rogelio Fernando Carvalho da Silva y Jorge Ferreira Cisneros Ferreira para cometer los dos atentados.

Defiende que los tres recibieron el 6 de febrero de 1986 armas en la frontera francesa de manos de una persona no identificada, que se les presentó como miembro de los GAL bajo el nombre de '“jean Louis”, especifica. Esta misma persona les indicó al día siguiente que debían disparar contra los clientes del Bar “Les Pyrennes”. Los mercenarios se negaron porque había mujeres presentes.

Los portugueses dispararon contra los presentes con intención de causarles la muerte, hasta agotar la munición y “no consiguieron su criminal objetivo tan solo por el hecho de que los agredidos se arrojaron al suelo para defenderse”, dice el escrito de calificación. En el ataque resultaron heridas seis personas, entre ellas dos niñas. Los tres agresores huyeron del lugar, siendo perseguidos por el propietario del local, que llegó a efectuar dos disparos con su escopeta, indica el acusación. El atentado fue reivindicado por los GAL en llamada a distintos medios de comunicación.

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