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Adiós a Amalia Avia

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La pintora Amalia Avia ha fallecido en Madrid después de una larga enfermedad, según informaron a Europa Press, fuentes de la familia.

Nacida en Santa Cruz de la Zarza (Toledo) desarrolló buena parte de su trayectoria artística en Madrid, cuyas calles han sido tema de referencia en muchos de sus cuadros. Será enterrada en el Cementerio Civil de Madrid, donde reposan los restos de su marido, el también artista, Lucio Muñoz.

Amalia Avia nace en 1930 en Santa Cruz de la Zarza, provincia de Toledo. Vive entre Madrid y el pueblo una infancia marcada por la guerra y la posguerra. Su carrera como pintora empieza en los años 50 en el estudio de Eduardo Peña en Madrid. En esos años empieza a conocer a muchos de sus amigos y posteriores compañeros de generación: Esperanza Parada, Antonio López, Julio López Hernández y sobre todo, Lucio Muñoz, con quien se casa en 1960.

Su primera exposición tiene lugar en 1959 en la Galería Fernando Fe de Madrid. A partir del año 1964 pertenece a las legendarias galerías Juana Mordo y Biosca. Desde 1993 la Galería Juan Gris se convierte en la sede fundamental de sus exposiciones en la capital.

Participa en numerosas exposiciones en torno al realismo español por todo el mundo, y en concreto sobre el grupo de realistas de Madrid: Antonio López, Julio López Hernández, María Moreno, Isabel Quintanilla, Francisco López Hernández...

La gran exposición antológica sobre su obra la realiza en 1997 el Ayuntamiento de Madrid en el Centro Cultural de la Villa. En ella se le concede la Medalla del Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid.

En 2004 publica sus memorias, “De puertas adentro”, aplaudidas por la naturalidad de su escritura y por el relato de una vida llena de contrastes, con una infancia y primera juventud marcadas por la tragedia de la guerra, y una segunda etapa de su vida luminosa y feliz en el entorno del mundo del arte.

Su pintura realista, nunca hiperrealista, afronta temas preferentemente urbanos, sobre todo de Madrid, ciudad desde siempre adorada por la artista. Son calles, fachadas, comercios, garajes...: lugares en general desgastados por el tiempo, en ocasiones viejos y desconchados, donde la pintora coloca su particular mirada.

Camilo José Cela la denominaba la pintora de las ausencias, la amarga cronista del “por aquí pasó la vida”, y Francisco Nieva habla de una melancolía barojiana refiriéndose a su pintura.

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