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Japón se debate entre la crisis humanitaria y la nuclear

Europa Press

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Las autoridades niponas están preparando a la población para la que podría ser la segunda gran crisis nuclear en otros tantos días si fracasan los esfuerzos para enfriar el núcleo de la central de Fukushima 1, dos de cuyos reactores se encuentran gravemente dañados. Sucede en un día en el que los servicios de rescate nipones han aventurado por primera vez que el número final de víctimas mortales podría rebasar las 10.000, muy por encima de las más de 6.400 de las registradas en el gran terremoto de Kobe en 1995.

La situación de la planta nuclear de Fukushima 1 se ha agravado este domingo con el fallo del reactor número 3. Con este ya son dos los reactores de la central que corren peligro de entrar en proceso de fusión, y que se suman a otros tres más que están experimentando fallos en la cercana central Fukushima 2 --aunque su estado reviste menor peligro--.

De momento, las autoridades están intentando inyectar agua marina a presión en los reactores para enfriar de manera natural el material radiactivo. Los generadores que alimentan el sistema de refrigeración automática quedaron completamente destruidos por el terremoto y por la posterior ola gigante. Si este proceso fracasa, el coste humano dependerá únicamente de la eficacia del proceso de evacuación. En este sentido, más de 180.000 residentes han tenido que trasladarse a una zona de seguridad situada a 20 kilómetros de ambas centrales.

La radiación detectada alcanza los 882 micro sieverts(unidad de dosis equivalente de radiación del Sistema Internacional, igual a un julio por kilogramo) por hora, superior al nivel permitido, que es de 500 microsieverts. La Tokyo Electric Power Company, que gestiona la planta, ha señalado que estos niveles no suponen una amenaza inmediata a la salud humana.

Por el momento, se tiene constancia de que 19 personas se encuentran expuestas a radiación y han recibido el tratamiento correspondiente. Sin embargo, la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial japonesa ha informado de que el número de personas expuestas podría ser de entre 70 y 160, según sus estimaciones.

UN MENSAJE DE CALMA

El primer ministro de Japón, Naoto Kan, ha afirmado este domingo que confía en que se superará la situación provocada por el terremoto y el posterior tsunami del viernes pasado, aunque es, a su juicio, la más grave que ha sufrido el país desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Por otro lado, ha asegurado que la crisis nuclear generada en el noreste del país no es comparable al desastre que ocurrió en la ciudad ucraniana de Chernobil en 1986. “Se ha liberado radiación al aire, pero no hay ningún dato que apunte a que se haya liberado una gran cantidad”, ha declarado Kan, citado por la agencia de noticias Jiji.

“Esto es totalmente diferente al accidente de Chernobil. Estamos trabajando para impedir que los daños se extiendan”, ha añadido. Un problema en un reactor de la central nuclear de Chernobil y varias explosiones posteriores causaron en 1986 un desastre medioambiental y la muerte de unas 4.000 personas, según algunas estimaciones.

MIYAGI

Si bien las cifras oficiales proporcionadas por el Centro de Emergencias y Desastres de la Agencia de Policía Nacional dan hasta el momento 983 fallecidos, este domingo por primera vez las autoridades han reconocido que el balance total podría rebasar los 10.000 muertos, conforme se pierde la esperanza de encontrar supervivientes en la prefectura de Miyagi, completamente inundada por las aguas.

“No tenemos más remedio que afrontar la situación bajo la premisa de que la cifra de muertos, sin ninguna duda, será de decenas de miles”, concretó el jefe de la Policía de la prefectura, Naoto Takeuchi. Estos 10.000 posibles fallecidos conforman más de la mitad de la población de Minamisanriku, donde sólo un par de edificios siguen en pie, en lo que es una de las imágenes más tristemente icónicas de la tragedia.

A este número de fallecidos hay que añadir un sinfin de residentes atrapados por las aguas. Cerca de 4.400 personas permanecen aisladas en las ciudades de Onagawa e Ishinomaki. Paradójicamente, se han refugiado en la central nuclear de la ciudad, que ha soportado el envite de las olas.

Otra de las provincias más afectadas por el tsunami ha sido la prefectura de Iwate. Allí, los servicios de rescate esperan sacar en las próximas horas a más de 640 residentes de la ciudad de Rikuzentakata, con ayuda de las fuerzas estadounidenses destacadas en Japón y que han contribuido con ocho helicópteros para ayudar en las tareas de rescate de la provincia.

No obstante, Rikuzentakata está arrasada. Cerca de 5.000 hogares se encuentran bajo las aguas y, si bien no se ha emitido ninguna valoración sobre el número de fallecidos allí, el ayuntamiento ha conformado a la agencia de noticias Kiodo que sólo 5.900 de sus 23.000 residentes habían conseguido ponerse a salvo en el momento de la llegada del tsunami.

“Quiero creer que todavía hay supervivientes”, declaró el soldado Masaru Kudo, uno de los soldados desplegados en la ciudad.

EVACUACIONES

El Ejército japonés ha desplegado 65.000 efectivos por todo el país para ayudar en las tareas de rescate, y se espera que el número de soldados llegue a los 100.000 en las próximas horas.

Helicópteros de la Marina nipona siguen sobrevolando las zonas afectadas y concentran sus esfuerzos en la detección de incendios, particularmente en la ciudad de Miyako, donde cuentan hasta siete focos que están fuera de control.

Hasta el momento, un total de 69 gobiernos y cinco instituciones internacionales han comprometido ayuda para paliar los efectos de la tragedia, según ha informado el Ministerio de Exteriores, mientras el Gobierno japonés aprobaba anoche un decreto por el que se incrementarán los subsidios estatales para facilitar las tareas de reconstrucción tras el seísmo.

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