Los acuerdos con países terceros hacen peligrar la agricultura de la UE

Europa Press

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El pleno del Parlamento Europeo ha alertado hoy de los riesgos que plantea para la agricultura europea los acuerdos comerciales que la UE negocia con terceros países, como el que ya existe con Marruecos -aún pendiente del visto bueno de la Eurocámara- o el que negocia con los países de Mercosur -Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay-.

Los eurodiputados instan a Bruselas a dejar de “subordinar los intereses agrícolas” a los de otros sectores como el industrial y el de servicios, al tiempo que reclaman que no se abra el mercado a más productos agrícolas extracomunitarios mientras no se autoricen compensaciones adicionales para los productores europeos.

El informe aprobado este martes por la Eurocámara apunta que, en el marco de la negociación de la ronda de Doha para liberalizar el comercio mundial, la UE ha realizado una “oferta extremadamente generosa” en el capítulo agrícola sin lograr “concesiones equivalentes” de sus socios, por lo que insta a Bruselas a exigir “reciprocidad” en medidas que puedan distorsionar el mercado.

En el caso concreto de las conversaciones con Mercosur, bloqueadas desde 2006 y retomadas el pasado año, la Eurocámara ha pedido que no se concluyan estas negociaciones hasta concluir la ronda de Doha. Además reclama una evaluación detallada del impacto en la agricultora europea que tendría un acuerdo de libre comercio con el Cono Sur, en donde los agricultores “no están sujetos al cumplimiento de los mismos estándares” sanitarios, medioambientales y otros.

Según datos del informe, en diez años se ha duplicado el déficit de la UE con los países de Mercosur, y ahora la UE importa productos agrícolas procedentes de esa región por valor de 19.000 millones de euros, frente a los 1.000 millones de las exportaciones.

Otros pactos comerciales criticados por los eurodiputados son el que reduce los aranceles a las importaciones de plátano de países productores como Ecuador y Colombia, pese a su impacto en el sector europeo (especialmente en Canarias y otras regiones ultraperiféricas) y el que existe con Marruecos, para el que reclaman controles más exhaustivos.

Sobre el acuerdo con Rabat, los eurodiputados se quejan especialmente de que los mercados europeos se han abierto casi por completo a los artículos marroquíes, mientras que algunos productos agrícolas de la UE siguen sujetos a cuotas.

Además, instan a Bruselas a introducir “las modificaciones pertinentes, sin demora”, para poner fin a las irregularidades que han surgido a causa del complejo régimen de precios de entrada aplicado a las importaciones de tomates procedentes de Marruecos.

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