Riojanos a punto de no volver a casa por Navidad

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La cuanta atrás para la Navidad está llena de ilusión, y en algunos casos de estrés. Todo el mundo adorna los días previos con la compra de regalos, los preparativos para las contundentes cenas y comidas navideñas. También es fácil encontrar a algún rezagado, bien comprando los presentes para sus seres queridos a última hora, bien haciendo las maletas a toda prisa para viajar a otra ciudad y juntarse con sus familia.

Y cuando este trámite depende de una compañía aérea, y más en estos días de verdadero colapso en los aeropuertos europeos, los días previos a Navidad se pueden convertir en una auténtica pesadilla al más puro estilo Tim Burton. Aunque también es cierto, que la adversa situación meteorológica firmó una tregua el pasado 22 de diciembre, día que el temporal permitió que, con cuenta gotas, los aeropuertos volvieran a la 'normalidad'.

Aunque dos días antes de Nochebuena, aeropuertos como el de Dublín volvía a estar cerrado, el de Fráncfort preveía alguna que otra cancelación, en Londres esperaban operar dos tercios de sus vuelos habituales. En España hablar de cancelaciones también es hablar de una treintena de vuelos, y nuestros vecinos franceses, en el aeropuerto Charles de Gaulle, también tienen cierres indefinidos.

Estas circunstancias coinciden, como no, con la vuelta a casa por Navidad. Muchos riojanos que, o bien viven fuera, o han aprovechado los últimos días del año para hacer una escapadita al extranjero, han estado con los nervios a flor de piel y mirando al cielo hasta último momento. Por fin, en la víspera de Nochebuena, todos respiran tranquilos en sus casas, y pueden contar su experiencia a los lectores de Rioja2.com.

Isabel acaba de llegar a Logroño desde Londres. Viajó junto a su hija a la capital británica el pasado jueves, para disfrutar de un fin de semana de turismo y shopping. Su sorpresa llegó cuando a la hora de volver a casa, el domingo 19... el viaje se canceló. Tras la noticia, llegó la resignación de tener que prolongar su estancia en el hotel, y comenzaron las idas y venidas hasta el aeropuerto. El sobrecoste supera con crecer los 80 euros, ya que este es el precio de cada viaje en taxi. Aunque la compañía aérea les ofrecía un billete de vuelta para el 25 de diciembre, Día de Navidad, no dudaron ni un segundo en rechazar esta opción y buscar vías alternativas. Finalmente se trasladaron en tren hasta Portsmouth, al sur de Inglaterra, y desde allí se embarcaron en un ferry hasta Santander, donde tuvieron que hacer noche en casa de un familiar antes de regresar a Logroño.

Por otro lado encontramos a Ainhoa, una logroñesa que vive en Hamburgo. El miércoles 23 de diciembre tomó, finalmente, un vuelo hasta Bilbao vía Bruselas con la compañía Brussels Airlines. Este billete lo reservó en septiembre, para ella es el pasaje que le permite pasar las navidades en casa. Un sueño dice, que casi se ha truncado durante estos días al ver las noticias sobre el colapso de los aeropuertos en televisión, especialmente en el de Bruselas. A pesar de los malos augurios, esta logroñesa de 27 años no se planteó en ningún momento cancelar el vuelo y decidió jugar sus cartas hasta el final. Asegura que no ha sido fácil esquivar las noticias, ya que desde la huelga de los controladores aéreos en España comenzó su temer ante la posibilidad de no poder volver a casa en estas fechas. Si se hubiera quedado sin vuelo, cree que hubiera reclamado el reembolso del billete y hubiera intentado volver en tren a última hora.

Dos días tirada, literal, ha estado Paula en Alemania. Para esta joven riojana, un viaje de placer se ha convertido en una historia para no dormir. Por suerte viajaba con tres amigos con los que compartir esos momentos de pánico. Con el estrés hubo discusiones, cabreos, momentos de desesperación, lágrimas y malas contestaciones; aunque para los largos tiempos de espera también hubo momentos de cervezas, risas y bromas. Afortunadamente Lufthansa les proporcionó hoteles, taxis y desayunos. Pero lo peor de todo eran las colas. Colas de 4 y 5 horas para reclamar las maletas que les perdieron a la ida... y colas cada vez para conseguir una nueva tarjeta de embarque y para conseguir hotel a última hora del día sin tiempo ni para cenar.

Esta joven logroñesa y sus amigos tuvieron que esperar cada día a intentar coger todos los aviones posibles, y hasta no agotar posibilidades, no era posible solicitar una noche de hotel, pese a la seguridad que estos viajeros tenían de seguir atrapados en el aeropuerto. Hubo todo tipo de razones para no volar: además de las cancelaciones, hubo vuelos casi completos con listas de espera de las cuales nunca fueron llamados, hubo aviones más pequeños de las plazas ofertadas, incluso en una ocasión la razón de no volar era que no había tripulación... excusas desesperante. Pero lo peor de todo recuerda que fue el trato del personal de Lufthansa, hubo tal caos que había momentos en los que los propios trabajadores no daban a basto y hablaban directamente en alemán. Esta pobre chica riojana solicitó que se lo dijeran en inglés, pero los trabajadores estaban tan histéricos que llegaron a decir: 'NO ENGLISH!' or 'I'M NOT GOING TO SPEAK ANYTHING MORE WITH YOU' algo muy duro recuerda Paula. Ahora respira tranquila porque su vuelo llegó el miércoles de madrugada a Barcelona y hoy cenará en familia, pero todavía no ha superado el estado de shock de esta última semana. Y está esperando al lunes para tomar medidas con la compañía aérea Lufthansa.

Una odisea ha vivido otro logroñés, Quique, que reside habitualmente en Londres. Asegura que tanto él como todo el grupo de españoles que suelen salir juntos, pasaron el fin de semana del 18-19 de diciembre en penumbra. Aunque no quiso darle importancia hasta el día antes del vuelo, ya que le parecía exagerado que un aeropuerto tan importante como Heathrow estuviera cerrado tantos días seguidos... Pero, al ver que la situación no mejoraba, el mismo día que hacía la maleta se mentalizó sobre la posibilidad de quedarse en tierras británicas. La vuelta no se presentaba nada fácil, sólo había billetes a Bilbao, Santander o Zaragoza para el 26 de diciembre, así que pensó en el plan B: viajar en tren hasta París y desde allí en coche con su amiga Yuye, de Logroño.

El vuelo de Quique, Londres-Bilbao con Vueling ya se había cancelado el lunes. El estrés al consultar la página web del aeropuerto y ver que sólo un tercio de los vuelos salían, iba in crescendo con los días. Como colofón, recuerda, cuando llegó al aeropuerto habían instalado unas tiendas de campaña para acoger a todos lo que habían quedado atrapados, y el acceso a las terminales era exclusivo de los vuelos que salían. Hasta el final la sensación de incredulidad imperó sobre este joven, y recuerda que tato al despegar como al aterrizaje... todo el mundo se arrancó a aplaudir por la felicidad contenido de saber que al fin, ya están en casa por Navidad. ¡Feliz Navidad!

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