Libia y Malta, contra los refugiados

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El reciente informe de Amnistía Internacional (AI) , Seeking safety, finding fear: Refugees, asylum-seekers and migrants in Libya and Malta incide en la grave situación de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo que intentan llegar a la Unión Europea (UE) en busca de refugio y protección huyendo de la persecución y conflictos armados de su país. Estas personas se enfrentan a torturas y a detención indefinida cuando llegan a Europa a través de Libia y los abusos contra los derechos humanos que también se dan en Malta.

“En Libia, los ciudadanos y ciudadanas extranjeros, incluidos los refugiados, solicitantes de asilo y migrantes, son particularmente vulnerables y viven bajo el temor constante de ser detenidos y sufrir torturas. Muchos temen ser devueltos a sus países de origen y de correr el riesgo de ser perseguidos”, ratifica Malcolm Smart, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de ¡frica de Amnistía Internacional (AI).

En Libia, las personas refugiadas y solicitantes de asilo se encuentran en un limbo legal sin recibir protección. A pesar de esto las autoridades libias aseguran que tienen más de “tres millones irregulares”, muchos de otras regiones de África, pero ningún refugiado entre ellos.

Libia no firmó la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas (ONU) de 1951 y no tiene un sistema de concesión de asilo. Volvió a la negativa en noviembre de este año, cuando rechazó las recomendaciones para que firmara el Convenio.

“No tienen a quién acudir en busca de ayuda y se han vuelto aún más vulnerables desde que las autoridades ordenaron al ACNUR suspender sus actividades, el pasado junio. Lo menos que deberían hacer las autoridades libias es proteger a quienes huyen de la persecución y el conflicto contra las detenciones, la violencia y los abusos, y garantizar que no se les devuelva a lugares donde corren riesgo real de sufrir persecución o daños graves”, anuncia el director del Programa Regional.

Son ejemplo de ello, los miles de somalíes que dejan sus ahorros para abandonar su país y aventurarse a largos y peligrosos viajes a través de países como Libia hacia Europa para escapar del conflicto que vive su nación.

Según AI, con frecuencia los guardias de prisiones libias pegan puñetazos a las personas detenidas o las golpean con barras de metal y quienes se quejan de estas condiciones o piden un médico reciben un castigo diferente que no asegura que sea mejor si no todo lo contrario.

En octubre, la Comisión Europea firmó un acuerdo de cooperación con las autoridades libias

sobre la gestión de los flujos migratorios y el control de fronteras con validez hasta 2013, mediante el cual la UE pagará 50 millones de euros a Libia. Actualmente se está negociando un acuerdo marco para la readmisión en el país de ciudadanos/as de terceros países que haya entrado en la UE después de haber pasado por territorio libio.

“La UE y sus Estados miembros no deben hacer la vista gorda frente a las violaciones continuadas de derechos humanos en este país cuando busquen su cooperación para detener el flujo de personas que llegan a la UE desde África” ha señalado Smart.

El caso de Malta

En Malta surge el mismo problema, su ley dice que todas las personas que lleguen la país, incluidas las que solicitan asilo, son susceptibles de ser consideradas inmigrantes prohibidos y a enfrentarse a la detención de una duración de hasta 18 meses.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos considera “ineficaces” los recursos legales existentes para evitar las detenciones.

“La situación geográfica de Malta supone que tenga que enfrentar grandes y variados flujos de migrantes irregulares y solicitantes de asilo, lo que claramente representa un reto considerable. No obstante, esto no exime a Malta de sus obligaciones en virtud del derecho internacional y regional de los refugiados y de los derechos humanos, incluido el Convenio Europeo de Derechos Humanos”, ha afirmado Malcolm Smart.

Además, Smart reivindica que “las autoridades maltesas deben garantizar que las operaciones de rescate no acarreen la devolución forzosa a Libia u otros Estados donde se expondrían a un riesgo real de violaciones graves de sus derechos humanos”.

“Es mejor morir en el mar que volver a Libia”, afirmó una mujer somalí, Farah Anam, que llegó a Malta vía Libia y atendida por una delegación de AI. Tal vez la mejor forma de resumir esta situación.

Imágenes cedidas por ACNUR.

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