La crisis empuja a los propietarios a alquilar en vez de vender sus viviendas

Se alquila piso cercano a la UR, exterior, calefacción central, sólo estudiantes. Es el anuncio tipo de muchas viviendas que se alquilan en Logroño. Exactamente 631 pisos durante este año, al menos, los adscritos a la bolsa de pisos de la Universidad de La Rioja. Los propietarios acuden a este servicio que ofrece la Universidad porque es rápido, sencillo y eficaz: el propietario se pone en contacto con la Universidad, proporciona sus datos y espera la llamada. El servicio, gestionado a través del vicerrectorado de estudiantes, se limita a ser un mero contenedor de oferta y demanda. Los contratos o las condiciones extralimitan sus funciones y es el propietario y el inquilino quienes resuelven la situación.

Carlos alquila una vivienda seminueva cerca de la Universidad. Es un piso de de tres habitaciones, dos de ellas a estrenar, amueblado, con gas individual y con plaza de garaje. Se ha decidido a alquilarlo por primera vez: su situación económica ha empeorado y necesita ingresos para hacerse cargo de otros gastos, como la hipoteca de la vivienda donde reside habitualmente.

Carlos prefiere estudiantes a otro tipo de inquilinos. Se asegura el pago y además, están durante un tipo estipulado, luego se marchan y el propietario puede regresar a la vivienda y comprobar su estado.

El anuncio aparece en la página web de la bolsa de pisos de la universidad. No hace mucho tiempo que está colgado, y ya han llamado varias personas. Sin embargo, ninguna se ha decidido y eso, a pesar, de que el precio es bastante económico: 500 euros con gastos de comunidad incluido. La gente se lo piensa dos veces a la hora de comprometerse con un alquiler, asegura Carlos que confía en que pronto pueda alquilar su piso.

La mayoría de los propietarios que optan por este servicio que ofrece la Universidad tienen su vivienda cerca del campus. De los 631 pisos, 383 están en el área geográfica de la UR, 174 se encuentran en la zona centro, y 74 en otras zonas. Y es que la cercanía con la Universidad es muy valorada por los estudiantes, futuros inquilinos.

Por otra parte, más de la mitad de las viviendas se alquilan constan de tres habitaciones y los precios oscilan, mayoritariamente entre los 150 y 210 euros (el 41%), el 16,64% de los pisos cobran entre 100 y 150 euros por habitación y el 11,76% de los propietarios fijan el precio en un acuerdo con los inquilinos.

De esta forma, el precio medio que puede pagar un alumno de la UR por un piso compartido en Logroño es de 300 euros, aproximadamente: depende los meses del año o los gastos que se incluyen en el contrato.

Es bastante más económico que una habitación de una residencia de estudiantes. Por ejemplo, una habitación de la residencia dependiente de la Consejería de Educación del Gobierno de La Rioja, situada en el propio campus, cuesta de 500,65 euros, con pensión completa. Este tipo de centros son públicos y laicos, por lo que la entrada es libre y dispone de todo tipo de servicios: comedor, salas de estudio, biblioteca, lavandería y pabellón deportivo. La cara 'B' es que los estudiantes están sometidos a un control y unas normas.

Por ello, son muchos los que optan por vivir independizados: encontrar a dos compañeros más y alquilar un piso cerca de la Universidad es la opción más elegida.

Pero no sólo se alquilan pisos a estudiantes universitarios. También ha opositores o gente más mayor. Carmen alquila por habitaciones una segunda vivienda de su propiedad. Incluso por noches: 18 euros por habitación y noche. Es una oferta muy demandada por gente que se presenta a oposiciones y que no viven en Logroño. Ahora ha decidido alquilarlo por más tiempo aunque tiene claro que quiere que sean estudiantes.

Antes, Carmen había intentado vender el piso sin éxito. Puso un cartel en el balcón y muchos fueron los que llamaron para verlo. Al final, nadie compraba y Carmen, harta de enseñar el piso a desconocidos, optó por el alquiler. Esperará a que la crisis inmobiliaria pase para poder venderlo y mientras obtiene una rentabilidad aunque vigilando que el piso quede en buenas manos.