Cara y cruz de la cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio

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La cumbre celebrada en la sede de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York durante los últimos tres días para evaluar la situación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) ha finalizado con una división de opiniones sobre los avances logrados y lo que queda por hacer y con algunas propuestas para seguir avanzando en la consecución de estos objetivos, que debería lograrse, según el programa establecido en el año 2000, en 2015.

De esta cumbre se pueden sacar tres propuestas fundamentales. Por una parte, la presentada por algunos países europeos que sugiere crear una suerte de impuesto sobre las transacciones financieras con la que recaudar fondos para proyectos relacionados con los ODM. Por otra, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, anunció que varios mandatarios han comprometido un total de 40.000 millones de dólares para mejorar la sanidad de mujeres y niños, con los que se pretende salvar 16 millones de vida de aquí a 2015.

Finalmente, el presidente de EEUU, Barack Obama, propuso en su intervención el último día del encuentro que no se tenga en cuenta la cantidad de dólares que se destinan a los proyectos de desarrollo, sino cómo se emplean éstos. Según el mandatario norteamericano lo que se ha propiciado durante esos diez años ha sido la dependencia de las sociedades a las que se ha ayudado en lugar de su desarrollo. De esta manera, su propuesta consistiría en financiar programas que favorezcan la adquisición de conocimientos sobre cómo cultivar o cómo mejorar sistemas de salud. El ciclo de dependencia de “millones de personas que han dependido de la ayuda alimentaria durante décadas”, dijo, “es un ciclo que debemos romper”. También apuntó a que las ayudas se concedan en base a las condiciones políticas de cada país y se dirijan hacia aquellas zonas con una probabilidad de desarrollo mayor.

Dudas de cara a 2015

Estos tres días han servido para que más de 130 jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo evalúen cómo se ha avanzado en la consecución de los ODM y cómo afrontar todo lo que queda por hacer. Los ocho objetivos aprobados en el 2000 (erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/Sida, la malaria y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo), deberían haberse alcanzado para 2015, pero el análisis de la situación de algunos mandatarios plantea muchas dudas sobre que esto se vaya a lograr.

El último día de cumbre, celebrado ayer, sirvió para ver la perspectiva americana. Sobre la mesa, algunas visiones positivas, como la del ministro de Exteriores de Uruguay, Luis Almagro Lemes, quien aseguró que en su país ya se ha alcanzado la educación primaria universal y que están profundamente comprometidos con la reducción de la pobreza y la eliminación de la indigencia.

En una línea similar de optimismo se encuentra Panamá, cuyo presidente, Ricardo Martinelli Berrocal, recordó que no sólo ha logrado mantener su estabilidad económica frente a la crisis sino que, además, durante los últimos años se ha reducido la población que vive con menos de un dólar al día, se ha registrado un aumento de la matrícula preescolar y un acceso de más del 93 por ciento de la población a agua limpia y saneamiento.

Muy diferente fue la ponencia del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, quien aseguró que los problemas que no se solucionen de los países en vías de desarrollo afectarán a todos los demás países: “tocará a las puertas de todos, sea por la vía de los flujos migratorios descontrolados e inmanejables, por medio de las enfermedades y las epidemias como consecuencia de los conflictos generados por la pobreza y el hambre, o como resultado de hechos hoy impredecibles”. Además, recordó que muchos de los países que han defendido emplear un 0,7% del PIB para lograr los ODM no lo han cumplido y que, sin embargo, sí que tienen gastos militares muy superiores, que pueden llegar a ser equivalentes al 2,4% del PIB mundial.

Sebastián Piñera, el presidente chileno, se desmarcó de la visión pesimista asegurando que América del Sur tiene las mejores condiciones para combatir la pobreza. “Lo tenemos prácticamente todo, un territorio generoso, extenso y fértil, abundante en recursos naturales, dos idiomas hermanos, democracias cada día más estables y pueblos que quieren asumir ese desafío y enfrentar las dificultades que ese camino hacia el desarrollo, hacia la paz y hacia la democracia significa”, dijo. Para su homóloga de Costa Rica, Laura Chinchilla, uno de los mayores retos para América Latina consiste en acabar con el crimen organizado y el tráfico de drogas, para lo que instó a la colaboración entre Estados. “Si no paramos su embestida, de poco valdrán los avances en desarrollo”, aseguró.

Chinchilla también recordó que el compromiso de aportar un 0,7% del PIB para el desarrollo no está siendo cumplido por la mayoría de países desarrollados. Al igual que el presidente de la República Dominicana, Lionel Fernández, Chinchilla aseguró que su país se encuentra en el buen camino para lograr los ODM de aquí a cinco años. “Reafirmamos nuestro compromiso nacional con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y albergamos la esperanza de que este sistema de las Naciones Unidas pueda llevar a cabo un rol de liderazgo, dinámico y activo en el diseño de un nuevo orden financiero y económico mundial que sea más justo, más equitativo, más solidario y más en favor de los pobres del planeta”, dijo Fernández.

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