Los terroristas estaban detrás del asesinato de los guardias civiles

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Las sospechas que vinculaban al terrorismo islamista el ataque que acabó con la vida de dos guardias civiles y un interprete españoles en Afganistán, se han confirmado.

Así lo ha declarado el equipo de investigación coordinado por la Fuerza Internacional para la Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF, en sus siglas en inglés), quien ha apuntado que los asesinatos cometidos en la base española de Qala-i-Now el miércoles a manos de un policía afgano y los altercados posteriores “fueron coordinados por terroristas”.

Según el informe publicado en la Web de la misión de la OTAN, Ghulam Sakhi, el agente que disparó contra el capitán José María Galera, el alférez Abraham Leoncio Bravo y el traductor español de origen iraní Ataola Taefik Alili, ya fue arrestado hace un año por sus “vínculos con terroristas”, pero quedó libre gracias a la intervención de dos líderes locales y se reincorporó a su puesto. Sakhi, que tras los asesinatos fue abatido por compañeros de las víctimas, era además cuñado de un “conocido terrorista de la zona”.

Según los investigadores, el ataque fue “premeditado”, ya que el infiltrado “no abrió fuego contra nadie más”, por lo que tenía claro su objetivo, e “intentó escapar tras el asalto”.

Por su parte, el secretario general de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) , Alberto Moya, ha pedido la retirada de los agentes del cuerpo destinados en Afganistán en misión formativa porque “su seguridad no está garantizada”, al tiempo que ha acusado al Ministerio del Interior de vetarles la asistencia a los funerales de los guardias civiles asesinados en territorio afgano.

En declaraciones a Europa Press, Moya ha criticado la “precipitación” del Gobierno al enviar a los guardias civiles a realizar trabajos de instrucción y formación al país porque como reiteró, “la seguridad de los agentes no está asegurada”. Además, ha recalcado que la Guardia Civil “no tiene medios ni está preparada para asistir y desarrollar su función en un conflicto bélico”.

En este sentido, ha señalado que “es inexacto” afirmar que el asesinato de los guardias civiles se ha debido a un atentado terrorista por “utilizar un argot policial”, cuando, a su juicio, “es un acto de guerra y así debe ser afrontado”. De ahí que insistiera en pedir la “retirada de los guardias civiles de aquella zona”.

De hecho, ha indicado que algunas misiones internacionales que llevan “con éxito” en formación e instrucción de policías “en varios países como Senegal, Mauritania, Haití o la antigua Yugoslavia”, si bien ha afirmado que en estos países “no son un escenario bélico como lo es Afganistán”.

Al hilo, ha destacado que los guardias civiles destinados en territorio afgano “son instructores que pertenecen a la unidad de acción con sede en Logroño”, por lo que ha matizado que “tienen una misión exclusivamente de formación policial a la policía afgana”.

Sin embargo, ha opinado que “en un país donde la misión militar se mezcla con la de reconstrucción, no es el ambiente más adecuado para que los guardias civiles puedan hacer su misión”.

Más violencia

Mientras en Afganistán, las bases extranjeras han sido nuevamente atacadas por grupos talibanes. Más de 30 milicianos talibanes han muerto en el este del país al intentar atacar dos bases militares extranjeras situadas cerca de la frontera con Pakistán, informó ISAF.

Los sucesos tuvieron lugar este sábado en la provincia oriental de Jost, cuando los talibanés fallecidos, entre los que se encuentran 13 terroristas suicidas, intentaron atacar dos bases de las tropas internacionales.

Uno de los ataques se dirigió contra la Base Avanzada Salerno, mientras que el otro tuvo como objetivo la Base Avanzada Chapman, situadas ambas cerca de la frontera con Pakistán. Según la ISAF, el responsable del ataque fue el grupo Haqqani, al que se acusa de tener conexiones con la red Al Qaeda.

Los atacantes, que vestían uniformes militares estadounidenses y portaban lanzagranadas y armas cortas, lanzaron los ataques de forma simultánea en las dos bases, informa CNN.

Según la ISAF, trece de los milicianos abatidos llevaban chalecos de explosivos. Por otro lado, las fuerzas de la coalición y el Ejército afgano obtuvieron a raíz del ataque suficiente información para capturar al comandante talibán que ordenó los ataques.

“Los intentos de los insurgentes de atacar instalaciones de la ISAF o del Gobierno afgano han vuelto a fracasar. El cabecilla insurgente que ordenó estos despreciables ataques [...] sabe que sus fuerzas mal entrenadas no tienen ninguna posibilidad de dañar estos objetivos”, afirmó en un comunicado el portavoz de la ISAF, el general Josef Blotz.

En este fin de semana han muerto en Afganistán siete militares extranjeros, todos ellos estadounidenses. En total al menos 2.040 soldados de la coalición han muerto en Afganistán desde la invasión de 2001 que depuso a los talibán, según la web www.iCasualties.org y los datos recopilados por Reuters. Sólo en los últimos tres meses han fallecido 252 soldados de la ISAF.

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