Los pequeños negocios privados se asientan en Cuba

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Tras nueve horas de debate parlamentario en el Palacio de Convenciones cubano, el presidente de Cuba, Raúl Castro, anunció una nueva medida que posibilita la creación de una mayor cantidad de pequeños negocios privados y al mismo tiempo flexibilizará la contratación de mano de obra para absorber el excedente de trabajadores del sector público.

Según Castro, estas medidas económicas buscan absorber por etapas parte del millón de trabajadores públicos que sobran en el sector estatal, lo que no aclaró fue si estas medidas se refieren a los trabajadores de empresas estatales y si están incluidos los funcionarios de la máquina burocrática del gobierno. Los empleados que acojan la iniciativa de la apertura del sector privado, deberán pagar impuestos por sus rentas, contribuir a la seguridad social, tributar por las ventas que realicen y también para contratar empleados.

En relación a este tema, el mandatario cubano de 79 años declaró que “hay que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar”. Cuba, que había autorizado el empleo por cuenta propia como respuesta a la crisis post-soviética de la década de los 90, no renovó posteriormente muchas de esas licencias para favorecer el autoempleo.

Continúa el NO al capitalismo

El anuncio de una reforma económica en esta sesión parlamentaria era uno de los puntos más esperados por los cubanos, pero el presidente cubano se encargó de desvanecer toda esperanza al respeto. Ya al inicio de la reunión, el ministro de Economía y Planificación, Mariano Murillo, se encargó de asegurar que “no se puede hablar de reformas. Estamos estudiando una actualización del modelo económico. Está en estudio y con mucha calma”. El ministro agregó que la actualización incluye la manutención de planificación centralizada y el rechazo a la economía de mercado.

En 2007, Raúl Castro anunció “cambios estructurales y de conceptos” en el sistema socialista vigente cubano, pero ha pedido paciencia tras algunas medidas iniciales como la entrega de tierras a agricultores particulares, la concesión por primera vez en años de licencias para taxis privados o la gestión de barberías y salones de belleza.

“No habrá impunidad para los enemigos de la Patria”

Así de tajante se mostró el presidente cubano casi al acabar la reunión parlamentaria cuando le tocó hablar de los disidentes cubanos. Cuando se refirió a los 21 “reclusos contrarrevolucionarios” de los 53 sancionados desde 2003 y a otros 22 condenados en 2004 por la misma causa judicial, el mandatario cubano lo dejó muy claro, “ninguno de estos ciudadanos fue condenado por sus ideas […] todos habían cometido delitos previstos y sancionados en nuestras leyes, actuando al servicio del gobierno de los Estados Unidos y de su política de bloqueo y subversión.”

También aclaró que la intención de liberar a 52 presos políticos se debe a que “la Revolución puede ser generosa porque es fuerte”, pero del mismo modo no reiteró que “no habrá impunidad para los enemigos de la patria; para quienes intenten poner en peligro nuestra independencia”, afirmó Castro en el acto de clausura del quinto período de sesiones de la séptima legislatura de la Asamblea Nacional de Poder Popular.

A principios del pasado mes de julio, el Gobierno cubano anunció que a lo largo de los siguientes tres o cuatro meses liberaría a 52 presos políticos de los 75 que fueron detenidos en la Primavera Negra de 2003. Este anuncio estuvo precedido por las intensas labores de mediación llevadas a cabo por la Iglesia católica cubana y por países como España.

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