Obama ya conocía la filtración de documentos

El presidente de EEUU, Barack Obama, ya sabía días antes de su aparición pública que se iban a filtrar documentos oficiales sobre Alfganistán, afirmó Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, cuando fue preguntado por la reacción del presidente estadounidense al conocer la noticia.

En cualquier caso, aunque el presidente estadounidense conociera que los documentos iban a revelarse, el material filtrado ha incrementado la presión sobre el mismo, que tiene que defender la estrategia militar sobre Afganistán en el Congreso y que hace que después de nueve años de guerra Afganistán atraviese una época oscura, pues el anuncio de Obama que pretendía que las tropas comenzaran a retirarse en 2011 se complica ante el desprestigio operativo y la pérdida de confianza en el plan presidencial.

Los casi 92.000 documentos confidenciales filtrados por la página Web Wikileaks, que hablan sobre las acciones del Ejército estadounidense durante la guerra en Afganistán han hecho que el ejecutivo estadounidense, Barack Obama, evalúe los daños y las consecuencias que han causado en la Casa Blanca y en temas como la seguridad internacional.

¿Archivos secretos? Entre otras cosas, los informes militares revelan operaciones encubiertas, muertes de civiles de las que nunca se informó públicamente y denuncian la ayuda de los servicios secretos paquistaníes al movimiento talibán, aunque en sí estas revelaciones no aportan (todo sea dicho) grandes novedades: el papel del ISI (Servicio de Inteligencia Paquistaní), los servicios secretos paquistaníes, en el nacimiento del movimiento talibán está bien documentado desde hace años.

El panorama que se desprende de la revelación de seis años de archivos sobre Afganistán, sacados a la luz por la web Wikileaks.org, no parece que se acerque al final. La imagen más bien es bastante contraria. De ahí se desprende que la lucha antiterrorista se estanca; que entre los aliados de la OTAN se incrementa el escepticismo y que aumentan las dudas respecto a las promesas de Obama. Incluso el senador demócrata John Kerry criticó al Gobierno y mostró serias dudas sobre “la realidad estratégica”.