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La ‘patata caliente’ de la fusión fría de Caja Rioja

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Caja Rioja

es una entidad modesta. Es un pez pequeño en mitad de un gran océano en el que también hay tiburones. Y la unión hace la fuerza para sobrevivir. Por eso, a casi ningún trabajador de las oficinas que Caja Rioja tiene repartidas por toda la región le ha extrañado que la entidad participase en una fusión –aunque sea fría, tal y como se denomina al Sistema Institucional de Protección (SIP) que lidera Caja Madrid y al que se ha unido Bancaja, Caja Segovia, Caja Laietana y Caja Rioja entre otras- de rabiosa actualidad en estos días.

En nuestra Comunidad,la caja de ahorros riojana tiene 510 empleados mientras que Caja Madrid no supera los 35 trabajadores. Estos últimos tienen mejores condiciones laborales que los primeros: salarios que aún dependiendo de convenios, objetivos o incentivos, superan considerablemente a los de Caja Rioja. Homologar desde arriba, nunca desde abajo. Ese es el lema con lo que acudirán los trabajadores a la futura Mesa Laboral cuando se convoque, a finales de mes con toda probabilidad.

Javier García, representante de CCOO, sindicato mayoritario, en Caja Rioja asegura que cuenta con el compromiso verbal de la dirección de la caja de ahorros riojana por el mantenimiento de los puestos de trabajo. Esperan además, que las condiciones mejoren cuando se homologuen a las de los trabajadores de Caja Madrid no sólo en materia salarial sino también social. “Es lo que se nos ha dicho, esto es un SIP por ahora, el tiempo dirá si finalmente se llega a una fusión, el mercado financiero varía mucho y ni siquiera los directivos saben qué pasará más adelante”, dice Javier.

Benito Gutiérrez, representante sindical de CCOO en Caja Madrid, quiere lanzar un mensaje de tranquilidad y se queja de la “intoxicación” que sufren los trabajadores durante todo este proceso.

“Estamos expectantes, necesitamos que se convoque la Mesa Laboral ya para conocer más detalles. No tenemos ningún problema con los compañeros de Caja Rioja, pero lo que necesitamos es más información y más tranquilidad”.

Gutiérrez reconoce que es imposible que las entidades del SIP mantengan hasta 12 escalas salariales diferentes, por cada una de las cajas que conforma en SIP, o 12 cuentas de beneficios diferentes. Además existen precedentes y en otras ocasiones cuando se ha dado un SIP los trabajadores no han perdido poder adquisitivo ni han visto rebajadas sus condiciones laborales.

Hoy por hoy, como ambos reconocen, la inquietud la tienen los trabajadores de los servicios centrales de las entidades de ahorro. Sólo en Caja Rioja hay 160 empleados pertenecientes a departamentos como el de informática, auditoría, intervención… son servicios que cuando la fusión fría se haga efectiva tendrán que remodelarse y seguro que sobra gente. Por ello, los sindicatos apuesta por una serie de medidas no traumáticas y aseguran que la dirección se ha comprometido a ello:

Prejubilaciones, bajas incentivadas voluntarias respetando siempre “la voluntariedad del empleado”… en vez de despidos, Expedientes de Regulación de Empleo o presiones para que los trabajadores abandonen sus puestos de trabajo.

Pero hasta que no haya un acuerdo formal, los trabajadores sólo tienen promesas y buenas intenciones. Es la parte más abrupta de un proceso idealizado desde todos los estamentos desde el político hasta el financiero, es la patata caliente de la fusión fría de Caja Rioja.

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