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El caos kirguís

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Un país de más de 198.000 kilómetros cuadrados situado en Asia Central, desconocido para la gran parte de la opinión pública internacional, está comenzando a captar la atención fuera de sus fronteras, desgraciadamente a causa de los conflictos y la violencia. Se trata de Kirguistán, una ex república soviética que en los últimos meses ha vivido una revolución popular que derivó en la huida del presidente y en la formación de un gobierno interino, encabezado por la opositora, Rosa Otunbayeva.

Sin embargo, el caos no proviene del enfrentamiento entre partidarios y opositores del actual gobierno, sino de la violencia entre kirguís (el 70% de la población del país) y los uzbekos (cerca del 15% de los habitantes de Kirguistán). Las tensiones, generadas principalmente por temas de tierras y vivienda, han provocado que el número de refugiados que han huido de Kirguistán en los últimos días haya llegado a los 100.000, según afirmó el enviado especial del secretario general de Naciones Unidas y director del Centro Regional para la Diplomacia Preventiva para Asia Central, Miroslav Jenca.

“Las autoridades uzbekas nos han informado de que la cifra de refugiados que se han acumulado en el lado uzbeko [de la frontera] es de 75.000, pero está aumentando y pronto podría superar los 100.000”

, declaró Jenca a los medios de comunicación. El enviado especial explicó que la falta de seguridad en la zona fronteriza de Kirguistán impide obtener datos sobre la cantidad de personas que han huido de la violencia.

Los enfrentamientos étnicos se iniciaron en Osh y Jalalabad

la noche del jueves de la semana pasada y se agravaron durante el fin de semana, ciudades donde los uzbekos suponen la mitad de la población.

Los testigos de los hechos aseguran que los participantes en los disturbios, armados con fusiles de asalto, barras de hierro y machetes, incendiaron casas y dispararon contra las personas que intentaban escapar.

Ante este caos, el gobierno interino señaló que ha ayudado a evacuar a ciudadanos extranjeros, entre ellos 200 chinos y 198 indios, así como turcos, paquistaníes, europeos, afganos y turkmenos. Sin embargo también ha tomado otro tipo de medidas. Según informa BBC Mundo, las autoridades kirguís han emitido un por el que autorizan a las fuerzas de seguridad a usar la fuerza extrema en las regiones de Osh y Jalalabad, donde está declarado el estado de emergencia.

Hasta el momento, esta situación se ha cobrado la vida de 171 personas y ha dejado miles de heridos. Lo más preocupante aún es que la situación no parece mejorar. El vicepresidente del Gobierno interino, Almazbek Atambayev, ha advertido de que los incidentes violentos que se están produciendo podrían extenderse a la capital, Bishkek, y a la provincia de Chui, en el norte del país. “Los hechos de Osh fueron tan premeditados [...] que ahora deberíamos esperar algún tipo de actos provocadores en la región de Chui y en Bishkek, pero estamos bien preparados para ello”, declaró a los medios de comunicación.

Respuesta internacional

Mientras, fuera de las fronteras kirguís la atención internacional parece captada por este desconocido país. Las organizaciones regionales e internacionales han comenzado a mostrar su preocupación e intentan llegar a algún acuerdo para evitar un desastre de mayores dimensiones.

Así, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC),

formada por Rusia y antiguas repúblicas soviéticas, mantuvieron una reunión extraordinaria en Moscú para abordar el tema de la crisis kirguís. La organización ha propuesto enviar helicópteros y otros equipos para ayudar al gobierno interino a poner fin a la violencia, y ha sugerido que también podría desplegar militares.

Por su parte, Estados Unidos y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) reconocen la necesidad de coordinar mejor los esfuerzos para ayudar a Kirguistán a resolver la crisis que atraviesa, según afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Kazajistán, país que preside este año la OSCE.

El ministro de Exteriores kazajo, Kanat Saudabayev, habló por teléfono con su homóloga estadounidense, Hillary Clinton. “Ambas partes expresaron su profunda preocupación por la escalada de violencia, que ha causado numerosas víctimas”, dijo el Ministerio en un comunicado recogido por la agencia de noticias rusa RIA Novosti. “Se mostraron de acuerdo en la necesidad de consolidar los esfuerzos de la OSCE y la ONU para ofrecer ayuda a Kirguistán para resolver esta grave crisis”, añadió.

Según la nota, Clinton y Saudabayev han pedido al gobierno interino kirguís que “trabaje de forma más activa y eficaz con las partes implicadas en el conflicto, creando las condiciones necesarias para que exista tolerancia, confianza y armonía entre etnias en todo el pueblo de Kirguistán”.

Desde Naciones Unidas,

varios organismos han dado la voz de alarma por la escalada de violencia en Osh y Jalalabad. Ante este panorama, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se comunicó con el director de la oficina en Kirguistán de la OSCE para manifestarle su preocupación por esta racha de violencia interétnica.

Ambos líderes acordaron que sus enviados especiales, en colaboración con el de la Unión Europea, coordinarán la respuesta a esta crisis. Los diplomáticos se encuentran ya en Bishkek.

Por su parte, el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) indicó que ha recibido informaciones de numerosos niños desplazados que han sido separados de sus familias, además de que algunos han sido asesinados.

En este sentido, UNICEF recordó que los menores deben ser protegidos y dejados al margen de los conflictos, por lo que pidió a las partes respetar sus derechos.

Esta situación ha provocado que las agencias de la ONU preparen el despliegue de una serie de operaciones para brindar asistencia de emergencia a la población afectada por la violencia. Ban informó que un grupo de expertos del organismo mundial se encuentra en el terreno evaluando las necesidades humanitarias más urgentes.

Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) señaló que ha enviado a un equipo de ayuda a Uzbekistán, el país hacia donde han huido más de 75.000 uzbecos.

ACNUR anunció también que prepara un envío aéreo desde Dubai de suministros humanitarios para cubrir las necesidades inmediatas de estos 75.000 refugiados.

Por último, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) señaló que esta situación ha generado necesidades críticas de salud, alimentos y protección a la población civil, por lo que se ha empezado a elaborar un llamamiento de asistencia humanitaria a la comunidad internacional de donantes.

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