El nuevo gobierno, en 24 horas

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Reino Unido sigue pendiente de las conversaciones que mantienen los tres principales partidos con el objetivo de formar el nuevo gobierno. El Partido Conservador de David Cameron se hizo con la victoria de las elecciones del pasado 6 de mayo, sin embargo, no consiguió el número de votos suficientes para garantizarle una mayoría absoluta en el Parlamento.

Estas negociaciones podrían resolverse en las próximas 24 horas debido al vuelco que han dado tras anunciar el actual primer ministro, Gordon Brown, su retirada de la primera línea política. El proceso a dos que mantenían conservadores y liberaldemócratas podría ampliarse a un tercer participante con la irrupción de los laboristas, que ya tienen abierta una vía oficial de diálogo con la tercera fuerza.

Cinco días después de las elecciones, los ciudadanos ignoran todavía la composición de su próximo Ejecutivo y, lo que es más, de sellarse una alianza entre laboristas y liberaldemócratas, la duda se extiende a quién se mudará a Downing Street en los próximos meses. La marcha de Brown abre la sucesión en el partido y, con ella, el nombramiento de un segundo 'premier' consecutivo sin pasar por el refrendo de las urnas, tras la cesión del testigo protagonizada en 2007 por Tony Blair y su, hasta entonces, titular de Finanzas.

Sin embargo, la incógnita se mantendría por el momento,

ya que, según acordó el Gabinete, el elegido no se decidirá hasta que concluyan las negociaciones para el nuevo Ejecutivo. El ministro de Exteriores, David Miliband, uno de los probables aspirantes a la sucesión, anunció que no habrá declaración de candidatos hasta que esté garantizada la estabilidad institucional. Por ahora, la vicelíder laborista, Harriet Harman, ya se ha autodescartado para la carrera.

Por otro lado, el partido de Nick Clegg ya habría calificado la jornada de hoy como la “hora de la verdad” para decidir entre los dos grandes que, hasta ahora, se habían venido alternando casi ininterrumpidamente la hegemonía de poder desde la II Guerra Mundial. El Parlamento sin mayorías absolutas que dejaron los comicios del 6 de mayo, el primero desde 1974, ha puesto a prueba el tradicional bipartidismo británico.

En este contexto, tres son los posibles desenlaces. Una coalición entre la fuerza mayoritaria, los conservadores, con la tercera fuerza; una alianza entre ésta y los laboristas, que precisaría, sin embargo, del apoyo de otros grupos minoritarios para alcanzar la mágica cifra de los 326 asientos en los Comunes; o un Gobierno en minoría de los 'tories', en caso de que los dos anteriores no llegasen a acuerdo, si bien esta Administración estaría siempre bajo el riesgo de la moción de censura.

Esta mañana están previstas nuevas reuniones entre las comisiones negociadoras de las partes, después de que las negociaciones pasasen de la inicial inclinación de los liberaldemócratas a colaborar con los conservadores gira hacia un Laborismo al que tradicionalmente les unen más vínculos ideológicos. Las dudas de Clegg sobre la disposición del ganador de las elecciones a su agenda reformista y el paso de Brown reventaron la estrategia de David Cameron, que se vio obligado a un cambio estratégico.

Los contactos ahora son a tres, pero sólo uno de los interlocutores tiene una comunicación bidireccional, a pesar de ocupar menos de un décimo de los asientos del Parlamento. Clegg tiene las llaves del número 10 y, por el momento, prevé mantenerlas para recabar las máximas garantías para sus compromisos programáticos, lo que ha llevado ya a los otros dos a mover ficha con la reforma electoral.

El abandono de Brown

El primer ministro británico, Gordon Brown, ha anunciado su intención de abandonar la primera línea política, tanto en el ámbito institucional como el liderazgo del Partido Laborista, pero se ofrece a continuar temporalmente en una virtual coalición con los liberaldemócratas hasta garantizar la consolidación de la recuperación económica y el inicio de un proceso de reformas políticas en el que se incluye la revisión del modelo electoral.

En consecuencia, Brown confirmó que los altos funcionarios del Estado ya han puesto en marcha los mecanismos oficiales para facilitar los contactos, como ya habían hecho el pasado viernes, cuando el líder conservador, David Cameron, expresó su oferta formal para sumar a los de Clegg a una colaboración en el futuro gobierno.

Además, el hasta ahora primer ministro reconoció que la pérdida de la mayoría absoluta en las elecciones del 6 de mayo supuso también un “juicio” sobre su figura y, ya que el sistema británico es “parlamentario, no presidencialista”, consideró posible ceder el testigo, como ya había ocurrido en 2007, cuando Tony Blair le delegó la responsabilidad al frente del gobierno.

De igual modo, confirmó que renuncia a continuar al frente del Partido Laborista y confió en que cuando éste celebre su congreso anual, el próximo otoño, él ya no esté al frente,

puesto que ni se presentará a la reelección, ni apoyará a ninguno de los candidatos que aspiren a dirigir esta nueva fase.

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