El fenómeno Clegg

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Previsiblemente, el próximo 6 de mayo Reino Unido cierre una etapa de su vida como Estado democrático. Con la celebración de las elecciones presidenciales, un nuevo gobierno llegará al país y, algo muy probable, un nuevo inquilino llegará al Downing Street 10.

Muchas voces apuestan que la larga etapa laborista, comenzada por Tony Blair y seguida por el actual primer ministro Grodon Brown, toca ya a su fin. Sin embargo, la victoria del conservador David Cameron no va a ser algo fácil. Un tercer joven candidato ha salido a escena y parece haber conquistado a gran parte del electorado gracias a su intervención en los dos debates televisados hasta el momento.

Se trata del liberaldemócrata Nick Clegg, un discreto miembro del Congreso británico, que ha trabajado como eurofuncionario y como diputado del Parlamento Europeo. El actual líder de los liberales demócratas ha sido, sin dudas, una sorpresa en la carrera hacia la Jefatura del Gobierno británico para la cual se presenta como una verdadera alternativa: “algo diferente” a las formaciones que han monopolizado el poder durante décadas.

Las elecciones legislativas de mayo servirán para renovar un Parlamento lastrado por el descrédito que para la clase política ha supuesto el denominado escándalo de los gastos. Una polémica de la que el candidato liberaldemócrata se puede ver altamente beneficiado ya que ninguno de los miembros de su partido se ha visto implicado en ella. “Ha habido algunos cambios en las normas, pero aún hay personas que no han asumido su responsabilidad por los abusos del sistema”, denunció Clegg en el último debate televisado.

En lo referente a la crisis económica global, Clegg se ha mostrado critico con el “gran agujero negro” en que se han convertido las finanzas públicas de Reino Unido. Además, el liberaldemócrata ha señalado que no se puede justificar una inversión millonaria en un sistema antimisiles “diseñado explícitamente para arrasar San Petersburgo o Moscú cuando se pulse un botón”. En su programa electoral, Clegg también propone que los ciudadanos con las rentas más bajas no paguen IRPF y destaca ámbitos como la educación, la justicia social o los asuntos verdes.

Sin embargo, pese a esta postura que cala entre el electorado, el joven candidato juega con una fuerte desventaja: las críticas sembradas por los diarios británicos más conservadores, quienes lo tachan de “político titubeante”.

¿Podría ser primer ministro?

La política en el Reino Unido se ha regido desde hace años por un tradicional bipartidismo. Conservadores y laboristas se han ido turnando en el poder, siendo mínima la presencia de una tercera fuerza en el panorama político. En la actualidad es muy difícil que esta dinámica varíe drásticamente, sin embargo, la tercera fuerza política sí que puede tener una nueva relevancia política.

Seguramente Nick Clegg no llegue a ser primer ministro de Reino Unido, pero eso no significa que no alcance un importante grado de poder en estas elecciones. Algunos expertos aseguran su apoyo será fundamental para cualquiera de los dos partidos mayoritarios tradicionalmente. Pero, ¿a cuál de los dos candidatos prestaría su apoyo?

En varias declaraciones Clegg se ha mostrado muy duro con la gestión realizada por el gobierno del actual primer ministro. “Brown bloqueó sistemáticamente, y bloqueó personalmente, la reforma política. Creo que es un político desesperado y simplemente no confío en él”, aseguró el liberaldemócrata al periódico Daily Telegraph.

Sin embargo, tampoco parece decantarse por los conservadores, a quienes no ve capaces de dialogar para formar gobierno. “David Cameron no parece aceptar esto, pero si los británicos han votado, entonces, por supuesto, hay que intentar y otorgar un buen gobierno estable”, afirmó Clegg en el mismo diario.

A través de esta ambigüedad, Clegg mantiene cierta incertidumbre en el panorama político británico, puesto que no llega a aclarar a qué partido apoyaría en caso de un resultado electoral ajustado. Sin embargo, el joven candidato sí que deja claras las condiciones para una futura negociación, “el paquete de reforma fiscal, la prima por alumno [un plan para dar más fondos a las escuelas que tengan más alumnos de barrios marginales], la reforma bancaria y una lista muy específica de cambios para sanear la política”, ha señalado el político.

A la luz de estos hechos se puede afirmar que el fenómeno Clegg está presente en la realidad británica. Sólo el tiempo dirá si realmente el fenómeno deriva en cambio, directo o indirecto, o si sólo ha sido un boom mediático que no ha sido capaz de movilizar al electorado.

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