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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El filial de la U.D. Logroñés hace una manita al colista

Rioja2

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Quien se guíe por el resultado final puede verse engañado. Lo que pareció un partido apacible para el filial de la Unión Deportiva Logroñés, no lo fue tanto, a pesar de la diferencia de calidad que existe entre ambos conjuntos. El Santa María se plantó en el campo del Mundial´82 olvidando su condición de colista y saltó al césped con la alegría y desparpajo que se le presupone a los equipos humildes. Sin malos gestos y con mucho orden.

Desde los primeros compases del partido el conjunto local se adueñó del balón sabedor de la importancia que tenía la victoria para sus intereses. Fruto de ese dominio llegó la primera gran ocasión del partido que acabaría convirtiéndose en el 1-0 tras enviar Simón a la red un rechace desde la frontal del área. Con ese gol, La Unión se sacudió la presión y comenzó a tocar con tranquilidad en el centro.

Despacito. Comenzando la jugada siempre y cuando fuera necesario. Zapata, muy activo durante todo el partido, fue el encargado de llevar la batuta, aunque sus pases no siempre encontraron la precisión adecuada. Suya fue otra de las acciones destacadas, cuando en la primera parte botó una falta desde más de 30 metros con mucho peligro que la defensa finalmente logró despejar, no sin pocas dificultades. Un par de jugadas después llegaría el segundo gol blanquirrojo cuando De Blas adivinó el sprint que le proponía su compañero Simón, que controló y batió a Joni con un golpeo sutil y exquisito por encima. La belleza del gol quedó empeñada por la situación del jugador local, que se encontraba el claro fuera de juego, aunque el árbitro no lo interpretó así.

A partir de ese momento los visitantes parecieron calentarse por la decisión del árbitro y subieron las revoluciones del choque. La Unión no quiso entrar en ese juego y prosiguió a lo suyo, tocando y combinando. Así llegó otra clara acción en la que Trespa hizo retumbar la madera izquierda y las piernas de la defensa amarilla. Max no supo conectar el rechace y la envió fuera. Con ese resultado se llegó al final de la primera parte.

La segunda comenzó con la jugada polémica del día. Un rebote dentro del área visitante se resuelve con gol y expulsión de Víctor por tocar el esférico con la mano. Aquella jugada acabó por desquiciar al Santa María que, a raíz de ahí, lanzó un par de buenos contragolpes sin recompensa alguna. A medida que pasaban los minutos el físico y la ausencia de uno de sus hombres, le fue pasando factura a los visitantes que vieron como el filial blanquirrojo les hacían dos goles más por obra de De Blas, tras rematar a placer, y de Tato, que remato a bocajarro un córner. Aún así el Santa María intentó marcar el ‘gol de la honrilla’, pero lo único que consiguieron fue desesperarse más con el árbitro.

El pitido final supuso tres puntos más que saben a gloria al filial de la Unión que mantiene así la lucha por el tercer puesto.

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