RESERVA PARA VPO:“En nuestro edificio sólo vivimos la mitad de los vecinos, el resto esquiva las inspecciones”

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En los nuevos sectores de la capital riojana los pisos de protección oficial ya no son un tema de actualidad, en su mayoría se trata de promociones anteriores a la crisis, porque hoy en día las promociones escasean. La actual coyuntura provoca la imposibilidad de sacar suelo, la induficiencia de empresas promotoras y constructoras que cumplan las normas urbanísticas, y lo más importante, limita el listado de solicitantes de vivienda que se atrevan con una hipoteca al 80 por ciento para toda la vida, algo generalizado en los tiempos que corren.

DIMOS DE ALTA LA LUZ, EL AGUA... Y TARDAMOS UN AÑO EN VENIR A VIVIR

Entre promoción y promoción encontramos a una pareja de Logroño que no supera la treintena y que ganó un concurso de VPO del Ayuntamiento de Logroño en uno de los cuarenta pisos que se promocionaban. Su idea de emancipación no dibujaba un lugar exacto, lo mismo les daba vivir en Los Lirios, la Guindalera o Fardachón. Su vivienda de 70 metros cuadrados, con garaje y trastero, surgió finalmente en el barrio de Valdegastea, y aunque la promoción se les entregó en abril de 2008, no ha sido hasta hace apenas seis meses, cuando han materializado su traslado 'definitivo' al inmueble.

A los tres meses tienes que venir a vivir -relata la joven adjudicataria- pero si das de alta la luz y el agua para que vean que hay movimiento no hay ningún problema. Ellos tardaron un año en ocupar su vivienda de protección oficial. Desconocen si las inspecciones que regulan la VPO son físicas porque nunca han 'sufrido' ninguna, pero no se la han jugado y han ido preparando su hogar durante los fines de semana, momentos en los que ya de paso se quedaban a dormir para no levantar sospechas. Su percepción es que las inspecciones controlan si el piso está parado pero no controlan si estás o no viviendo. En definitiva consideran que no les importa que la gente no viva.

Todavía no conocen muy bien a sus vecinos, no es de extrañar dado que en los tiempos que corren las comunidades de vecinos no se caracterizan por la comunicación, pero aseguran que al menos la mitad de los pisos están vacíos. Por otro lado, reconocen que los fines de semana el movimiento es más evidente en el vecindario, hay coches aparcados en la calle y la cosa adquiere otro tinte, apuntan.

No todo el vecindario se salta las normas, también hay gente viviendo desde el principio pero en general los que no lo hacen se apoyan en las dificultades de 'arranque' para justificarse. La luz nos la tardaron en dar tres semanas y la de la comunidad otra temporada más, apuntan estos jóvenes. Por estos y otros motivos que tienen que ver con el ahorro, aseguran que la media de ocupación oscila entre el año y los seis meses, de cualquier manera lo extraño es que a los tres meses la gente se vaya a vivir a su piso.

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