El Pozo Murcia no se sacia de ganar

Agencias

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El equipo murciano volvió a ejecutar su guión con precisión, haciendo uso de la pólvora que atesora arriba para adelantarse en el marcador y guardando el orden en defensa para tener controlado a su rival. Dicha interpretación no se hizo esperar, pues cuando corría el segundo minuto de partido, Vinicius recibió en banda, dejó atrás a Pola en un sólo movimiento y salvó por alto la salida del portero con disparo cruzado de izquierda. Alcanzado su objetivo, el equipo pimentonero cedió sin problemas el peso del partido al Lobelle, que tuvo que soportar de esta manera todas las responsabilidades que como anfitrión le correspondían.

Los pupilos de Dios fueron desde entonces los dueños del balón, pero eso no es algo que inquiete a un equipo como el murciano, siempre bien armado atrás. Tanto fue así que a pesar de controlar la posesión, podría decirse que fueron los gallegos quienes más sufrieron. Y es que durante muchos minutos fue casi imposible encontrar grietas en la muralla de ElPozo por las que lograr hacer daño e inquietar a Juanjo.

Más aún, el peligro siguió en los pies pimentoneros durante algún tiempo. La ocasión más clara corrió a cargo de Kike, que en una falta lejana amagó el zapatazo y ejecutó una magistral vaselina que superó a Barrón, adelantado, y botó justo delante de la boca de gol. Pero a pesar de la seriedad de los avisos, tener el balón ayudó a la escuadra santiaguesa a mantener la tranquilidad y a seguir creyendo.

El Lobelle se agigantó tras la reanudación, dando pie a un inicio fulgurante que culminó en un gran tanto de David al primer toque. El tanto encendió a la afición y también el partido, gris con la rigidez de la primera parte y reanimado a base de goles, pues en cuatro minutos se vieron otros dos cambios de marcador para dejar todo como estaba. Wilde completaba la tarjeta de visita de los artilleros de ElPozo mediante una combinación con Kike para empujar a cierta vacía, y sin tiempo para la euforia de unos ni el desánimo de otros, Pola robaba un balón en el centro del campo y lo mandaba pegado a la cepa del poste. Comprobada la entidad del enemigo, los dos adversarios dejaron de especular.

Y si aún quedaba hueco para la tensión, llegó con la polémica arbitral. Mediada la segunda parte, Alemao remató duro a ras de suelo y el balón llegó a traspasar la línea de gol antes de que Juanjo la atrapara. Y a tres minutos para la conclusión, de nuevo el jugador brasileño, tras bailar sobre una losa agarrado al cuero, remató al travesaño. El balón rebotó en la mano de Álvaro, pero los árbitros no lo apreciaron el encuentro siguió su curso hacia la prórroga, donde los murcianos volvieron a llevarse la victoria.

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