Ser madre en Burkina Faso

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Amnistía Internacional ha denunciado el problema de más de 2.000 mujeres que fallecen anualmente en Burkina Faso debido a complicaciones en el parto y el embarazo, por no recibir a tiempo la atención médica necesaria. La organización ha publicado un informe que bajo el título 'Giving Life, Risking Death' sentencia que muchas de estas muertes podrían haberse evitado.

“Toda mujer tiene derecho a la vida y a recibir la asistencia médica adecuada, y el gobierno debe redoblar sus esfuerzos para abordar la mortalidad materna prevenible” ha afirmado Claudio Cordone, secretario general provisional de Amnistía Internacional, añadiendo que “las mujeres de Burkina Faso están atrapadas en un círculo vicioso de discriminación en el que es posible que mueran al dar a luz”.

Burkina Faso es uno de los países más pobres del mundo, ocupando el puesto 177 en un ranking de 182 para valorar a los países más desfavorecidos. La mayoría de las mujeres estás supeditadas a los hombres en su día a día, necesitándolos incluso para solicitar asistencia médica, o para decidir cuando deben quedarse embarazadas, según denuncia Amnistía Internacional. La mutilación genital y el matrimonio precoz siguen siendo la tónica que marca la vida de mujeres y niñas en este país, pese a estar consideradas iguales en derechos con respecto a los hombres ante la ley

Por su parte, el gobierno burkinés elabora estrategias que permiten disminuir los índices de mortalidad materna en algunas zonas, pero estas medidas se han visto perjudicadas por fallos en la implementación y por la falta de rendición de cuentas, que garantiza inmunidad al personal médico que comete abusos, como el cobro ilegal por los servicios.

Uno de los principales factores que Aministía Internacional denuncia en su informe como contribuyente a la mortalidad materna prevenible es la pobreza. Las mujeres sin recursos económicos, y en especial si viven en zonas rurales, se enfrenta a obstáculos serios para acceder a asistencia sanitaria

La desigualdad de acceso a centros de salud adecuados, la escasez de suministros médicos y de personal formado y las actitudes negativas o discriminatorias de los trabajadores de la salud también son impedimentos para que las mujeres reciban asistencia. “Mientras no se permita a las mujeres tener el control sobre su propio cuerpo, seguirán muriendo a miles”, sentencia Claudio Cordone.

En 2006, el gobierno burkinés aprobó una política para subvencionar el 80 por ciento de los gastos del parto y prestar el servicio sin ningún coste a las mujeres con menos recursos. Sin embargo, esta política no se ha promocionado bien, lo que ha hecho posible la explotación por parte de personal médico corrupto. Tampoco se han establecido unos criterios para determinar quién puede optar a la asistencia subvencionada, por lo que los gastos siguen actuando como una barrera en el acceso a la asistencia médica.

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