“¿Por qué abren un colegio con sólo dos aulas y luego nos restan servicios por ser pocos?”

Rioja2

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Un colegio nuevo, pero a medio terminar, es lo que se encontraron los padres de los 48 alumnos de La Guindalera el pasado mes de septiembre. Entre contenos por estrenarlo y nerviosos por el movimiento de grúas llegaron los primeros días. Pasados los primeros meses, la actividad intensa: ya han hecho su primera excursión, hubo fiesta en Navidad con la colaboración de la asociación de padres... Sin embargo, a medida que ha avanzado el curso otras carencias se han hecho patentes.

Del esperado comedor (que debía haber empezado a funcionar en diciembre) no se sabe nada, y los padres que necesitaban el servicio de acogida matinal para llegar puntuales a sus puestos de trabajo se han quedado solos ante el peligro.

La asociación de padres, que es a quien corresponde organizarlo, lo ha puesto en marcha, “pero en el proceso de aprobación ha habido padres que han perdido su puesto de trabajo, y otros que han buscado una solución alternativa, hay incluso quien se ha traído a los abuelos de otra ciudad a vivir con ellos para cubrir esas horas”, indica un padre. Otros han tenido que alquilar una plaza de aparcamiento junto a su trabajo para llegar “lo menos tarde posible”. A la hora de llevar a los niños y recogerlos es frecuente ver carreras de gente que empieza y concluye la jornada con el reloj pisándoles los talones.

“¿Por qué abren un colegio con sólo dos aulas y luego nos restan servicios precisamente por ser pocos?”, se pregunta una madre.

El comedor depende de la evolución de las obras, que tendrían que haber concluido en diciembre. En cuanto al servicio de acogida matinal, se han quedado con él dos niños. Sus padres han tenido que repartirse el pago de 360 euros mensuales (el coste mínimo establecido por la empresa que presta el servicio). Quizá podrían haberlo pagado con una subvención, pero se les ha denegado por no cumplir el mínimo de diez alumnos. Los otros (al principio eran doce) han renunciado al ver lo difícil que era el proceso.

Esta semana se repetía la pregunta sobre el comedor. Según la dirección del centro, “como tienen que entregar la obra en febrero, es seguro que en marzo habrá comedor”. “Dados los precedentes -también iba a estar en Navidad-, no acabamos de creérnoslo”, lamentan los padres. Cuánto tendrán que pagar, tampoco está claro, ¿les saldrá tan cara la broma como a esas dos familias que tenían que dejar a los niños temprano para ir a trabajar?

EQUIPO DOCENTE

Sobre el equipo docente del centro, al abrir las puertas tampoco se comentó a los padres que “no deberían acostumbrarse a ellos”.

A pesar de que está establecido que en los tres primeros años los alumnos deben tener un mismo profesor, todas las plazas de La Guindalera están en el aire, y el año que viene serán seguramente otras caras las que vean padres y alumnos.

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